COMENTARIO DE TEXTO
El
texto propuesto trata de dar una visión general de la historia de la
antropología, desde sus inicios hasta la actualidad.
La
antropología, desde sus inicios, se ha venido ocupando principalmente de dos
cuestiones: la cultura y la sociedad, “y es en torno a estos dos conceptos
donde la antropología ha cobrado unidad conceptual” en la actualidad.
Como
la antropología se ha venido ocupando de la sociedad primitiva, empezó
dependiendo de los progresos de la biología y de la paleontología humanas, sin
embargo, esta tendencia ha ido cambiando a medida que la antropología ha ido
madurando y, por lo tanto, esa dependencia se ha ido trasladando a sus propios
métodos y a su propia recogida de datos, es decir, se ha hecho más
independiente.
No
obstante, esta independencia no ha sido siempre así, ya que cuando se ha tenido
mayor conciencia de la ciencia, los métodos y los datos recopilados por la
antropología han pasado a ser más generales de todas las ciencias que propios
de la antropología, lo que ha llevado a la antropología a entrar continuamente
en crisis y “a considerarse con frecuencia subsidiaria de otras ciencias”.
La
antropología ha pasado del estudio de la sociedad primitiva a estudiar la
propia vida humana y su dimensión socio-cultural a lo largo de la historia de
la humanidad.
A
lo largo de su historia la antropología ha vivido tres fases: una primera fase,
en la que se ocupaba de estudiar los orígenes del hombre, en una dimensión más
evolucionista; una segunda fase, en la que se ocupaba de estudiar las
relaciones entre las diferentes culturas, en una dimensión más científica; y
una tercera fase, en la que se ocupaba de estudiar la cultura en sociedad, en
una dimensión más práctica, utilitaria y cercana.
Para
la antropología, la cultura es una realidad empírica, demostrable, tanto a
nivel material como espiritual, ya que, por un lado, se manifiesta externamente
y, por otro lado, está organizada internamente con ideas que se han transmitido
de generación en generación, por este motivo, podríamos decir que la cultura es
la primera manifestación de las personas que viven en sociedad. Las formas de
comportamiento individual y colectivo de una sociedad están organizadas como
una sola cosa, como una unidad, cuyos efectos internos se encuentran en la
persona y los externos en la relación que ésta tiene con la sociedad.
La
cultura abarca todo lo que los miembros de una sociedad hayan hecho con su
naturaleza, como potencia, y a través de su cultura, como experiencia.
Sin
embargo, la cultura no es tan sencilla ni tan matemática, y nos encontramos con
diferentes corrientes de antropólogos que ven la cultura de diferente forma.
Para los evolucionistas, la cultura es un proceso en continuo desarrollo, que
no puede volver a su punto de partida, es decir, no puede ser circular; para
los funcionalistas, la cultura es un hecho que puede repetirse en una sociedad
determinada.
Por
otra parte, para los deterministas el individuo no puede modificar la cultura,
sino que es la cultura la que modifica al individuo, es decir, la cultura se
destaca del individuo y tiene vida por sí misma en las relaciones que mantiene
con éste.
Este
culturalismo procede, en gran parte, del hecho de que la antropología se ha
especializado, primeramente, en el estudio de las sociedades primitivas, en las
que la cultura se transmite de forma repetitiva y, por lo tanto, sus miembros
actúan de forma también casi repetitiva. Esto ha llevado a que, en muchas
ocasiones, se sobreestime el papel de la cultura sobre el de los individuos, lo
que ha producido que se dé más capacidad activa a la cultura que al hombre.
Esta especialización de la cultura como objeto de la antropología ha
contribuido a que no se le dé la importancia que tiene la interacción entre
experiencia y naturaleza, que es, al fin y al cabo, el fenómeno fundamental de
la existencia humana.
El
culturalismo, por lo tanto, nos hace ver una realidad tergiversada,
prescindiendo del hombre y la sociedad que éste ha creado, objetos sin los que
no se puede tener una visión real de la cultura humana.
Este
método determinista se parece mucho al del arqueólogo, con la diferencia de que
la arqueología estudia materiales ya muertos y sociedades ya extintas, mientras
que la antropología estudia relaciones entre personas, que solo pueden
entenderse en sentido de una situación viva.
Ya
en tiempos más cercanos, la antropología empieza a estudiar más en profundidad
al ser humano (psicología) y a la sociedad (sociología), tendiendo a
revalorizar más al ser humano y a entender que éste es parte activa en la
cultura, con la que interrelaciona.
Es
importante tener en cuenta que la naturaleza y la cultura son dos expresiones
de lo social, ya que el hombre utiliza tanto su propia naturaleza como la
cultura que ha heredado para desarrollarse él mismo y contribuir a desarrollar
la sociedad en que vive.
Por
lo tanto, la antropología, si quiere ser una ciencia seria, no puede prescindir
de la naturaleza del ser humano para explicar la cultura, ya que la naturaleza
del ser humano influye en la cultura de la misma forma en que la cultura
influye en el ser humano, lo contrario sería como decir que el hombre no tiene
naturaleza.
En
las últimas fechas, el grupo antropológico inglés ha separado la antropología
en dos ramas: por una parte la antropología social, representada por una
posición sociológica; y por otra parte la antropología cultura, representada
por una posición cultural.
Sin
embargo, la diferenciación entre antropología social y cultural resulta falsa
o, al menos, superficial, ya que la antropología está tan marcada por problemas
sociales como culturales, por lo que su separación nos llevaría a una
antropología incompleta.
Actualmente
la antropología no se conforma con estudiar las sociedades primitivas y, de
hecho, los antropólogos tienden a considerar a las sociedades primitivas como
estudio de la etnografía, más que de la antropología, limitando su estudio como
una forma de establecer un patrón objetivo. La acumulación de datos
etnográficos realizada por la antropología ha servido de gran ayuda a las
ciencias sociales y a las humanidades, a las que ha dado una visión más rica de
la sociedad y de la cultura.
Esta
experiencia acumulada por parte de la antropología ha servido para que ésta
tenga actualmente una posición relativista, en la que no se generaliza nada,
sino que se tiende a estudiar minuciosamente cada caso, de forma independiente:
“las costumbres son válidas exclusivamente en términos de la sociedad que las
usa”, y esto está demostrado.
En
los últimos tiempos, la antropología ha dejado de estudiar a las sociedades
primitivas y se está fijando más en el estudio de las comunidades rurales,
estudiándolas por sí mismas, como hechos aislados, independientemente de lo
ocurrido en otras comunidades, es decir, sin generalizar la experiencia
recogida en otros casos.
La
antropología contemporánea está en el momento de estudiar problemas más que
pueblos, ya no se trata de que un pueblo
o sociedad tengan unos problemas determinados, sino que los problemas pueden ser
sufridos por cada uno de los pueblos o sociedades estudiados, en épocas
diferentes y por motivos también diferentes, o no.
Por
lo que he podido leer en este artículo y en el primer tema de esta asignatura,
saco como conclusión que la antropología ha buscado durante años un hueco en el
mundo científico y, por suerte, lo ha encontrado.
Lo
que comenzó siendo el estudio de las sociedades primitivas, seguramente para
completar la información recabada por la arqueología, pasando por la
etnografía, sociología y psicología, ha terminado dando como fruto una ciencia
que estudia, no sólo los aspectos físicos de una sociedad, sino también las
manifestaciones sociales y culturales de esa sociedad.
Una
vez dejada atrás la generalización de los casos y la preponderancia de lo
social sobre lo cultural o de lo cultural sobre lo social, así como la negación
de la influencia de la naturaleza del ser humano, el resultado final ha sido
una ciencia que estudia cada caso por sí mismo y que para realizar dicho
estudio tiene en cuenta, tanto la naturaleza del ser humano que habita dicha
sociedad, como la cultura heredada por la sociedad en la que vive, y que se
centra en los problemas más que en los pueblos, dejando atrás también los
prejuicios sobre determinados problemas que adjudicábamos, seguramente de forma
nada científica, a determinados pueblos, y viceversa.
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