martes, 13 de diciembre de 2016

LA ANTROPOLOGÍA CONTEMPORÁNEA

COMENTARIO DE TEXTO

El texto propuesto trata de dar una visión general de la historia de la antropología, desde sus inicios hasta la actualidad.

La antropología, desde sus inicios, se ha venido ocupando principalmente de dos cuestiones: la cultura y la sociedad, “y es en torno a estos dos conceptos donde la antropología ha cobrado unidad conceptual” en la actualidad.


Como la antropología se ha venido ocupando de la sociedad primitiva, empezó dependiendo de los progresos de la biología y de la paleontología humanas, sin embargo, esta tendencia ha ido cambiando a medida que la antropología ha ido madurando y, por lo tanto, esa dependencia se ha ido trasladando a sus propios métodos y a su propia recogida de datos, es decir, se ha hecho más independiente.

No obstante, esta independencia no ha sido siempre así, ya que cuando se ha tenido mayor conciencia de la ciencia, los métodos y los datos recopilados por la antropología han pasado a ser más generales de todas las ciencias que propios de la antropología, lo que ha llevado a la antropología a entrar continuamente en crisis y “a considerarse con frecuencia subsidiaria de otras ciencias”.

La antropología ha pasado del estudio de la sociedad primitiva a estudiar la propia vida humana y su dimensión socio-cultural a lo largo de la historia de la humanidad.

A lo largo de su historia la antropología ha vivido tres fases: una primera fase, en la que se ocupaba de estudiar los orígenes del hombre, en una dimensión más evolucionista; una segunda fase, en la que se ocupaba de estudiar las relaciones entre las diferentes culturas, en una dimensión más científica; y una tercera fase, en la que se ocupaba de estudiar la cultura en sociedad, en una dimensión más práctica, utilitaria y cercana.

Para la antropología, la cultura es una realidad empírica, demostrable, tanto a nivel material como espiritual, ya que, por un lado, se manifiesta externamente y, por otro lado, está organizada internamente con ideas que se han transmitido de generación en generación, por este motivo, podríamos decir que la cultura es la primera manifestación de las personas que viven en sociedad. Las formas de comportamiento individual y colectivo de una sociedad están organizadas como una sola cosa, como una unidad, cuyos efectos internos se encuentran en la persona y los externos en la relación que ésta tiene con la sociedad.

La cultura abarca todo lo que los miembros de una sociedad hayan hecho con su naturaleza, como potencia, y a través de su cultura, como experiencia.

Sin embargo, la cultura no es tan sencilla ni tan matemática, y nos encontramos con diferentes corrientes de antropólogos que ven la cultura de diferente forma. Para los evolucionistas, la cultura es un proceso en continuo desarrollo, que no puede volver a su punto de partida, es decir, no puede ser circular; para los funcionalistas, la cultura es un hecho que puede repetirse en una sociedad determinada.

Por otra parte, para los deterministas el individuo no puede modificar la cultura, sino que es la cultura la que modifica al individuo, es decir, la cultura se destaca del individuo y tiene vida por sí misma en las relaciones que mantiene con éste.

Este culturalismo procede, en gran parte, del hecho de que la antropología se ha especializado, primeramente, en el estudio de las sociedades primitivas, en las que la cultura se transmite de forma repetitiva y, por lo tanto, sus miembros actúan de forma también casi repetitiva. Esto ha llevado a que, en muchas ocasiones, se sobreestime el papel de la cultura sobre el de los individuos, lo que ha producido que se dé más capacidad activa a la cultura que al hombre. Esta especialización de la cultura como objeto de la antropología ha contribuido a que no se le dé la importancia que tiene la interacción entre experiencia y naturaleza, que es, al fin y al cabo, el fenómeno fundamental de la existencia humana.

El culturalismo, por lo tanto, nos hace ver una realidad tergiversada, prescindiendo del hombre y la sociedad que éste ha creado, objetos sin los que no se puede tener una visión real de la cultura humana.

Este método determinista se parece mucho al del arqueólogo, con la diferencia de que la arqueología estudia materiales ya muertos y sociedades ya extintas, mientras que la antropología estudia relaciones entre personas, que solo pueden entenderse en sentido de una situación viva.

Ya en tiempos más cercanos, la antropología empieza a estudiar más en profundidad al ser humano (psicología) y a la sociedad (sociología), tendiendo a revalorizar más al ser humano y a entender que éste es parte activa en la cultura, con la que interrelaciona.

Es importante tener en cuenta que la naturaleza y la cultura son dos expresiones de lo social, ya que el hombre utiliza tanto su propia naturaleza como la cultura que ha heredado para desarrollarse él mismo y contribuir a desarrollar la sociedad en que vive.

Por lo tanto, la antropología, si quiere ser una ciencia seria, no puede prescindir de la naturaleza del ser humano para explicar la cultura, ya que la naturaleza del ser humano influye en la cultura de la misma forma en que la cultura influye en el ser humano, lo contrario sería como decir que el hombre no tiene naturaleza.

En las últimas fechas, el grupo antropológico inglés ha separado la antropología en dos ramas: por una parte la antropología social, representada por una posición sociológica; y por otra parte la antropología cultura, representada por una posición cultural.

Sin embargo, la diferenciación entre antropología social y cultural resulta falsa o, al menos, superficial, ya que la antropología está tan marcada por problemas sociales como culturales, por lo que su separación nos llevaría a una antropología incompleta.

Actualmente la antropología no se conforma con estudiar las sociedades primitivas y, de hecho, los antropólogos tienden a considerar a las sociedades primitivas como estudio de la etnografía, más que de la antropología, limitando su estudio como una forma de establecer un patrón objetivo. La acumulación de datos etnográficos realizada por la antropología ha servido de gran ayuda a las ciencias sociales y a las humanidades, a las que ha dado una visión más rica de la sociedad y de la cultura.

Esta experiencia acumulada por parte de la antropología ha servido para que ésta tenga actualmente una posición relativista, en la que no se generaliza nada, sino que se tiende a estudiar minuciosamente cada caso, de forma independiente: “las costumbres son válidas exclusivamente en términos de la sociedad que las usa”, y esto está demostrado.
En los últimos tiempos, la antropología ha dejado de estudiar a las sociedades primitivas y se está fijando más en el estudio de las comunidades rurales, estudiándolas por sí mismas, como hechos aislados, independientemente de lo ocurrido en otras comunidades, es decir, sin generalizar la experiencia recogida en otros casos.

La antropología contemporánea está en el momento de estudiar problemas más que pueblos,  ya no se trata de que un pueblo o sociedad tengan unos problemas determinados, sino que los problemas pueden ser sufridos por cada uno de los pueblos o sociedades estudiados, en épocas diferentes y por motivos también diferentes, o no.

Por lo que he podido leer en este artículo y en el primer tema de esta asignatura, saco como conclusión que la antropología ha buscado durante años un hueco en el mundo científico y, por suerte, lo ha encontrado.

Lo que comenzó siendo el estudio de las sociedades primitivas, seguramente para completar la información recabada por la arqueología, pasando por la etnografía, sociología y psicología, ha terminado dando como fruto una ciencia que estudia, no sólo los aspectos físicos de una sociedad, sino también las manifestaciones sociales y culturales de esa sociedad.

Una vez dejada atrás la generalización de los casos y la preponderancia de lo social sobre lo cultural o de lo cultural sobre lo social, así como la negación de la influencia de la naturaleza del ser humano, el resultado final ha sido una ciencia que estudia cada caso por sí mismo y que para realizar dicho estudio tiene en cuenta, tanto la naturaleza del ser humano que habita dicha sociedad, como la cultura heredada por la sociedad en la que vive, y que se centra en los problemas más que en los pueblos, dejando atrás también los prejuicios sobre determinados problemas que adjudicábamos, seguramente de forma nada científica, a determinados pueblos, y viceversa.

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