viernes, 22 de diciembre de 2017

QUÉ VERDE ERA MI VALLE

INTRODUCCIÓN: RESUMEN DE LA PELÍCULA.



La película empieza con una escena en la que Huw Morgan, que cuenta más de cincuenta años, está empaquetando su equipaje para irse definitivamente del valle donde ha pasado toda su vida, un valle que no es verde como antaño, sino negro por las minas de carbón, y en el que sólo quedan unas pocas personas, ya mayores, porque el trabajo en la mina se ha agotado y las casas, en su mayoría, están deshabitadas.

A partir de ese momento, Huw cuenta cómo ha sido la vida de su familia, la familia Morgan, una familia cristiana y tradicional como otras muchas, en un valle del sur de Gales a finales del siglo XIX, al que la industrialización ha llegado hace unos pocos años. La gente del valle vive de la mina que está en la colina situada junto al valle.

Huw es el menor de siete hermanos, que viven con sus padres en una casa del valle. Su padre y sus cinco hermanos trabajan en la mina, mientras que su madre y su hermana se encargan de las tareas del hogar. Huw recuerda esos primeros años como un tiempo de bonanza económica y de felicidad en el valle. La mina daba trabajo a todos los habitantes del valle y las “procesiones” de los obreros para subir o bajar de la mina, para ir o volver del trabajo, eran todo un acontecimiento que los obreros festejaban cantando. La felicidad de los habitantes del valle era completa y esta felicidad se refleja en la película en la boda del hermano mayor de Huw, en cuya celebración participa todo el valle.
Sin embargo, la felicidad no iba a durar siempre, una fundición de hierro cercana despide a sus trabajadores y éstos van a trabajar a la mina reduciendo sus jornales y la empresa minera decide bajar los jornales de sus obreros para hacer más competitivo su carbón. Ha llegado la competencia y, con ella, los reajustes y los problemas sociales.

La industrialización ha provocado que haya más obreros para trabajar que puestos de trabajo y, ante esta situación, los obreros empiezan a organizarse en sindicatos.

En el valle, las condiciones de trabajo de la mina empiezan a empeorar y en la familia Morgan, los cuatro hijos mayores, que ya han oído hablar de los sindicatos, se enfrentan a su padre, cuyas ideas son muy tradicionales, y deciden abandonar la casa.

A los pocos días se produce la primera huelga en el valle, que dura veintidós semanas, y cuyas consecuencias económicas para las familias del valle perjudicaron la convivencia y muchos acusaron al padre de Huw por oponerse a la huelga en contra de la mayoría, lo que entendían como un apoyo al Sr. Evans, propietario de la compañía minera, llegando incluso a tirar piedras contra su casa. En estas circunstancias la madre de Huw decide ir a la colina una noche para recriminar a los hombres del valle lo injustos que están siendo con su esposo, pero al volver a casa Huw y su madre caen en un lago helado, congelándose las piernas y teniendo ambos que pasar varios meses en cama hasta recuperarse totalmente del accidente.

Tras esta primera huelga, parece que todo vuelve a la normalidad, e incluso los cuatro hermanos de Huw vuelven a su casa, lo que la familia Morgan celebra por todo lo alto. En las celebraciones quedan patentes las diferencias existentes entre la tradición cristiana y los nuevos problemas sociales que surgen a cuenta de la industrialización.

El primer día de trabajo tras la huelga trae nuevos problemas, ya no todos pueden volver al trabajo porque no hay trabajo para todos, y dos hermanos de Huw deciden partir hacia América, donde han oído que hay mayores oportunidades de trabajo.

En esta parte de la película se producen dos hechos que denotan las fricciones que se producen en una sociedad, hasta ahora dividida, que comienza a integrarse. Se trata del matrimonio de la hermana de Huw con el hijo del Sr. Evans, el dueño de la mina; y la entrada de Huw en el colegio del pueblo, en el que el resto de alumnos eran hijos de las familias más pudientes. Ambas relaciones serán muy difíciles desde el principio.

La precariedad y la falta de seguridad en el trabajo de la mina queda patente con el accidente mortal del hermano mayor de Huw, que deja esposa viuda y embarazada.

Huw ha terminado sus estudios, pero cuando su padre le pregunta sobre lo que quiere hacer, éste le responde que quiere ir a la mina, como sus hermanos y su padre.

La competencia continúa haciendo estragos y la empresa decide despedir a los trabajadores mejor pagados, entre ellos los dos hermanos de Huw que todavía trabajan en la mina junto a él y a su padre, por lo que ambos se ven obligados a irse del valle en busca de trabajo en otro lugar, como ya hicieron sus otros dos hermanos.

Al final de la película se produce un nuevo accidente en la mina, en el que pierde la vida el padre de Huw.

La película termina como empezó, con Huw empaquetando su equipaje recordando cuando era niño y el valle era verde, cuando había trabajo y jornales para todos en la mina y la gente del valle era feliz. Sin embargo, ya no es así, la mina se ha agotado y sólo quedan unos pocos obreros. Las casas están deshabitadas porque la mayoría de los habitantes del valle ha tenido que emigrar para buscar trabajo, muchos de ellos a otros continentes. Sólo quedan las familias de los pocos obreros que continúan trabajando en la mina. La juventud ha tenido que emigrar y en las calles no queda nada, ni siquiera el color verde del valle. Huw, a su pesar, también tiene que abandonar el valle.

CONTEXTUALIZACIÓN. INFLUENCIA DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.

La película se desarrolla a finales del siglo XIX en un valle del sur de Gales, un valle al que la industrialización acaba de llegar para explotar las minas y ocupar el valle.

La familia Morgan es una familia tradicional cristiana, de tipo patriarcal, ya que es el padre, el cabeza de familia, quien toma las grandes decisiones y es respetado por todos. La madre, como bien dice Huw, es el corazón de la familia, quien procura mantenerla unida evitando los enfrentamientos entre los hombres de la casa. Todos los hijos, salvo Huw, que es menor, trabajan en la mina, aportando, junto con el padre, jornales a la casa. La hermana de Huw ayuda a su madre en las tareas del hogar. Es decir, se trata de una familia tradicional, cristiana, patriarcal y jerarquizada.

En el valle viven otras familias, que también trabajan en la mina, y sus relaciones sociales son casi feudales, apreciándose un alto grado de servilismo de las familias humildes, que trabajan en la mina, y las familias adineradas, como los dueños de la mina. Ejemplo de este servilismo lo vemos en la escena en la que el Sr. Evans, dueño de la mina, va a casa de los Morgan para pedir la mano de la hija de éstos para su hijo. 

La actuación del padre de Huw, humilde pero orgullosa, contrasta con la actitud altanera y presumida del Sr. Evans. También vemos ejemplo de una sociedad dividida en estamentos cuando Huw llega a la escuela del pueblo y se encuentra con los hijos de las familias más adineradas, que lo desprecian, precisamente por sus orígenes humildes.

Por otro lado, en el centro de estas relaciones está la Iglesia, el párroco y los decanos, que es una Comisión que vela para que los habitantes del valle tengan una vida piadosa y honrosa, y que se encarga de juzgar y castigar a los que no actúan de acuerdo con la ley de Dios. Lo que cuenta no es tanto el interés particular, como el interés social.

Sin embargo, también podemos apreciar síntomas de querer rebelarse ante esta situación social en varias escenas y actitudes de los personajes. Por ejemplo, cuando la hermana de Huw se rebela ante su matrimonio con el hijo del Sr. Evans, o cuando al final el párroco se rebela ante las decisiones, demasiado primitivas, de los decanos.

Al principio de la película Huw recuerda un valle feliz, en el que todo el mundo tenía trabajo y un buen jornal. Hacía poco tiempo que la industrialización había llegado al valle y todavía era pequeño el impacto ambiental de la mina, todavía quedaba verde. Sin embargo, pronto empezarían los problemas. Cuando en una fundición de hierro cercana despiden a varios trabajadores, éstos llegan al valle y reducen sus jornales para conseguir trabajo, lo que produce inmediatamente que la empresa contrate a estos obreros y reduzca el jornal de los demás. Por otra parte, el trabajo en las minas es muy peligroso y las medidas de seguridad prácticamente nulas. Los obreros empiezan a tomar conciencia de grupo y a manifestarse en defensa de sus derechos. Es el principio del socialismo. Pero estas nuevas ideas chocan con el espíritu tradicional del valle y se producen enfrentamientos y fricciones incluso entre familiares. Dos ejemplos los vemos cuando el padre de Huw se enfrenta a sus hijos o, más tarde, cuando recibe el rechazo de sus propios compañeros por no apoyar la huelga.

Sin embargo, a pesar de todos los problemas que estaba creando la industrialización en el valle, cuando Huw tiene que decidir entre continuar estudiando o trabajar en la mina, se decide por esto último. Parece una decisión desacertada, pero representa mucho más. No es que Huw no prefiera el trabajo en la mina antes que un buen trabajo como “médico o abogado”, como su propio padre le aconseja, sino que el director nos intenta hacer comprender la dificultad que todavía existe para cambiar de estamento social. Huw se encuentra mucho más cómodo en su situación actual, a pesar de las penurias, que incorporándose a un estamento social diferente y desconocido para él.

Contrastan en la película los paisajes de las primeras y de las últimas escenas del valle. En las primeras, el valle es verde, las casas están rebosantes de vida y la gente de felicidad. Esta felicidad es patente cuando los obreros suben o bajan de la mina cantando y son recibidos y vitoreados por sus mujeres, que los esperan con una sonrisa. Cuando Huw, todavía niño, pasea con su padre por el valle, se ven algunos pedazos de carbón en determinadas zonas, pero el valle es verde en casi su totalidad. Sin embargo, en las últimas escenas del valle, cuando Huw está empaquetando su equipaje para irse del valle, éste está negro, del color del carbón, las casas están prácticamente deshabitadas porque las familias han tenido que emigrar para buscar trabajo, muchas de ellas a otros continentes, y sólo se ven varios obreros que bajan de la mina, observados solamente por una anciana, ya no hay cantos ni felicidad, no hay obreros que trabajen ni esposas que los reciban, el valle se ha quedado triste y vacío.

Como conclusión, la vida en el valle cambia totalmente con la llegada de las máquinas, el trabajo en la mina modifica las relaciones familiares y sociales, e incluso los grupos sociales, y todos estos cambios chocan de frente con la vida tradicional del valle.   

Bibliografía

Lario, Ángeles;. Historia contemporánea universal. Madrid: Alianza Editorial, 2010.
Sinopsis: https://cineytrabajo.wordpress.com/2012/02/24/que-verde-era-mi-valle-john-ford-1941/



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viernes, 1 de diciembre de 2017

EL IDEARIO POLÍTICO-SOCIAL DE LOS CAUDILLOS LATINOAMERICANOS

INTRODUCCION: CONTEXTO GENERAL DE LA EMANCIPACIÓN.



El contexto general en el que se produjo la emancipación de los territorios iberoamericanos respondió a una serie de circunstancias diversas, entre las que cabe destacar la invasión napoleónica de la Península Ibérica en 1808, hecho que generó un vacío de poder en las metrópolis que tuvo que ser suplido en los territorios iberoamericanos y que fue el detonante de los procesos de emancipación.

Sin embargo, hubo otras circunstancias, anteriores a la invasión napoleónica, que influyeron en la emancipación y posterior independencia de estos territorios, en concreto, la declaración de independencia de Estados Unidos (1776), la revolución francesa (1789), la independencia de Haití (1804) y las reformas administrativas y económicas llevadas a cabo por las metrópolis a mediados del siglo XVIII, que favorecieron el distanciamiento de las oligarquías criollas con respecto a las metrópolis. Estas reformas liberalizadoras del comercio estaban encaminadas a impulsar la economía peninsular y consiguieron reactivar el comercio, pero a partir de la invasión napoleónica la península no era capaz de absorber la producción indiana y, por otra parte, su escaso desarrollo industrial no le permitía abastecer al mercado indiano, lo que afectaba negativamente a la economía de los territorios iberoamericanos, que comenzaron a considerar como perjudicial la política económica de las metrópolis. En este mismo sentido, la política agraria de la Corona también deterioró las relaciones con las élites criollas, especialmente a partir de la Real Instrucción de 1754, que protegía la propiedad de los indios y, por lo tanto, restaba mano de obra semiesclava a los terratenientes criollos. La liberalización del comercio a partir de 1778 tuvo como efecto el favorecimiento de los puertos catalanes en detrimento de los indianos, lo que perjudicó, entre otras, a la industria textil mexicana. El crecimiento de las ciudades a raíz de la liberalización comercial incrementó la demanda agrícola y, con ello, el aumento de la población esclava y la explotación de mano de obra indígena, lo que provocó levantamientos de negros y pardos.

Además, la derrota de Trafalgar (1805) dificultó seriamente las comunicaciones y, por tanto, el comercio, entre la península y los territorios ultramarinos.

Finalmente, las leyes recogidas en la Constitución de 1812, que abolían los tributos indígenas y los privilegios jurisdiccionales fueron mal recibidas por las élites criollas.

La sociedad estaba compartimentada entre grupos de indios, mestizos, criollos y españoles de la península, cada uno de ellos con una posición económica diferenciada.

Este contexto favoreció, en primer lugar, un proceso de emancipación de los territorios iberoamericanos, que se desarrolló desde 1809 hasta la derrota de Napoleón en 1815 y, a continuación, a partir de 1817, un proceso de independencia de estos territorios con respecto a las metrópolis, que se caracterizó por la vía revolucionaria y la guerra, y que terminó con la independencia de Iberoamérica en 1825, salvo Cuba y Puerto Rico.

Estos movimientos emancipadores y, más tarde, independentistas, no fueron homogéneos, sino que hubo grandes diferencias entre ellos.

La emancipación comienza a partir de la invasión napoleónica de la península, creándose, al igual que en España, juntas locales para asumir el control en nombre del monarca español Fernando VII. Sin embargo, la situación de colapso institucional que se vivió en España dejó a los americanos en una situación de “extraña orfandad” que, poco más tarde, provocaría los procesos independentistas.

Los primeros procesos secesionistas nacieron en Buenos Aires, Venezuela y Nueva España, por distintos motivos, siendo sofocados estos movimientos a la vuelta al trono de Fernando VII, salvo en Buenos Aires. Pero la llegada del Trienio Liberal aceleró los procesos emancipadores, con el apoyo de Gran Bretaña y de Estados Unidos.

Los procesos independentistas ponen en marcha de verdaderas guerras contra la metrópoli, bajo el liderazgo de caudillos como Simón Bolívar y José San Martín.

Mientras tanto, en Nueva Granada los curas Hidalgo y Morelos dieron al proyecto independentista un contenido igualitario, religioso y nacionalista.

Mención aparte merece el caso de Brasil, país al que huyó la familia real portuguesa en 1807, y cuando el monarca Joao VI decide volver a Portugal en 1821 su hijo, Don Pedro, decide quedarse y proclama la independencia de forma totalmente pacífica.

Se podría decir que la independencia de los territorios iberoamericanos no fue resultado del malestar y la reacción anticolonial, sino la consecuencia del colapso que produjo en las metrópolis la invasión napoleónica. Este colapso propició un giro radical del proceso desde el autonomismo o autogobierno hasta la independencia.

Los movimientos independentistas que se desarrollaron no fueron indigenistas, sino que estaban dirigidos y promovidos por los criollos, descendientes de españoles, mientras que los indígenas continuaban confiando en la metrópoli. El motivo es que los criollos luchaban por hacerse con el poder en los nuevos estados, mientras que los indígenas, que no aspiraban al poder, veían que su estatus podría verse perjudicado.

DESARROLLO: ANÁLISIS DE LAS IDEAS DE SIGNIFICADOS CAUDILLOS.

En la emancipación y posterior independencia de los territorios iberoamericanos tuvieron una gran influencia las nuevas ideas ilustradas, así como el liberalismo. No obstante, en un principio sólo se aceptan los principios de la Ilustración en sus aspectos intelectuales, científicos y económicos, pero no los políticos, cuyas ideas son rechazadas. Hay que tener en cuenta que la Ilustración llega a Iberoamérica a través de España, por lo que estas ideas llegan, de alguna manera, filtradas. Más tarde, ideas como la soberanía popular y la democracia influirán decisivamente en la conciencia nacionalista de los territorios iberoamericanos.

Por otra parte, las ideas fisiócratas, que defendían la superioridad de la actividad agrícola sobre cualquier otra, tuvieron también una gran influencia sobre las élites criollas, ya que su economía estaba basada, principalmente, en la agricultura.

Entre los ideólogos de la independencia iberoamericana influidos por las ideas ilustradas, se podría citar a Francisco de Miranda, Simón Bolívar y Manuel Belgrano.

Cabe señalar, sin embargo, que los indígenas apenas intervinieron en el movimiento independentista, ya que no entendían el sentido del mismo, y cuando lo hicieron, como en el caso de Nueva España (México), lo hicieron en favor de la metrópoli.

Realmente, el movimiento revolucionario iberoamericano partió de las élites criollas, que vivían en las grandes ciudades que, influidas tanto por la Ilustración como por las obras del Padre Feijoo, adoptaron una postura reformista, contraria al conservadurismo de las Instituciones regidas por las minorías españolas.

Algunos de estos criollos, como es el caso de Belgrano, Miranda o Bolívar, viajaron a Europa y asimilaron las corrientes ideológicas revolucionarias, que contribuyeron a fomentar sus deseos de emancipación, y que difundirían más tarde por Iberoamérica.

La ideología de la revolución francesa llegó a Iberoamérica, principalmente, a través de libros y periódicos. Además, la independencia de Estados Unidos y también su organización política de carácter republicano federalista sirvieron de modelo a los ideólogos y caudillos de la independencia.

Sin embargo, como ya  se ha dicho, la crisis del régimen político en la metrópoli y, sobre todo, la invasión napoleónica de la península, tuvieron una repercusión inmediata en Iberoamérica, donde, al igual que en la metrópoli, se fundaron Juntas Locales que posteriormente serían utilizadas por los criollos para hacerse con el poder, destituyendo a las autoridades designadas por la metrópoli. Los dos grandes caudillos, artífices de la independencia iberoamericana, San Martín y Bolívar, eran criollos.

Aunque tanto San Martín como Bolívar empezaron su lucha como auténticos revolucionarios y republicanos, ambos la terminaron acercándose a la monarquía. En palabras de John Lynch: "San Martín y Bolívar pueden describirse como herederos del absolutismo ilustrado, ambos creían que la mejor forma de servir a la independencia era a través de gobiernos fuertes que impusieran el cambio social contra los intereses de los terratenientes,…, criticar a ambos por haber acabado sus vidas siendo absolutistas conservadores en vez de demócratas liberales es sacar las cosas de quicio. Tuvieron dudas legítimas sobre cuál era el nivel de libertad apropiado y hasta dónde los diferentes grupos opuestos podían actuar sin poner en peligro la propia existencia de los nuevos Estados. Respecto al ejercicio de un liderazgo desinteresado, sin esperanzas de obtener privilegios, ambos libertadores fueron modélicos".

En este sentido, Bolívar llegaría a decir: “No convengo en el sistema federal entre los populares y representativos, por ser demasiado perfecto y exigir virtudes y talentos políticos muy superiores a los nuestros; por igual razón rehúso la monarquía mixta de aristocracia y democracia…”.

Ciertamente, como ya se ha indicado, aunque las ideas revolucionarias, republicanas y liberales, la Ilustración y la Enciclopedia, tendrían una influencia decisiva en los comienzos de la emancipación de Iberoamérica, sin embargo, también hay que decir que el sistema político que conocían los criollos, auténticos iniciadores y artífices de la emancipación, era el monárquico absolutista, es decir, el Antiguo Régimen. Por otro lado, la mayoría indígena no comulgó desde el principio con las ideas revolucionarias y liberales que la minoría criolla quería poner en marcha. En estas circunstancias, no parece que la democracia y la soberanía popular fueran la mejor fórmula para que la minoría criolla liderase la independencia, por lo que terminó viendo más conveniente para sus propios intereses otros sistemas de gobierno más personalistas que, por cierto, continúan vigentes en la actualidad en algún que otro país iberoamericano. 

Bibliografía

Escribano Úbeda-Portugués, José. «Historia: Debates y tendencias.» 2012: 65-80.
Lario, Ángeles;. Historia contemporánea universal. Madrid: Alianza Editorial, 2010.
Tateiwa, Reiko. «El caudillismo y sus interpretacions: un análisis sobre un fenómeno común de la historia de América Latina en el siglo XIX.» En Cuadernos Canela,  Vol. VIII, 41-54. Department of Spanish and Latin American Studies, Faculty of Foreign Studies, Nanzan University, Nagoya, jp, Confederación Académica Nipona, Española y Latinoamericana, 1995.