viernes, 22 de diciembre de 2017

QUÉ VERDE ERA MI VALLE

INTRODUCCIÓN: RESUMEN DE LA PELÍCULA.



La película empieza con una escena en la que Huw Morgan, que cuenta más de cincuenta años, está empaquetando su equipaje para irse definitivamente del valle donde ha pasado toda su vida, un valle que no es verde como antaño, sino negro por las minas de carbón, y en el que sólo quedan unas pocas personas, ya mayores, porque el trabajo en la mina se ha agotado y las casas, en su mayoría, están deshabitadas.

A partir de ese momento, Huw cuenta cómo ha sido la vida de su familia, la familia Morgan, una familia cristiana y tradicional como otras muchas, en un valle del sur de Gales a finales del siglo XIX, al que la industrialización ha llegado hace unos pocos años. La gente del valle vive de la mina que está en la colina situada junto al valle.

Huw es el menor de siete hermanos, que viven con sus padres en una casa del valle. Su padre y sus cinco hermanos trabajan en la mina, mientras que su madre y su hermana se encargan de las tareas del hogar. Huw recuerda esos primeros años como un tiempo de bonanza económica y de felicidad en el valle. La mina daba trabajo a todos los habitantes del valle y las “procesiones” de los obreros para subir o bajar de la mina, para ir o volver del trabajo, eran todo un acontecimiento que los obreros festejaban cantando. La felicidad de los habitantes del valle era completa y esta felicidad se refleja en la película en la boda del hermano mayor de Huw, en cuya celebración participa todo el valle.
Sin embargo, la felicidad no iba a durar siempre, una fundición de hierro cercana despide a sus trabajadores y éstos van a trabajar a la mina reduciendo sus jornales y la empresa minera decide bajar los jornales de sus obreros para hacer más competitivo su carbón. Ha llegado la competencia y, con ella, los reajustes y los problemas sociales.

La industrialización ha provocado que haya más obreros para trabajar que puestos de trabajo y, ante esta situación, los obreros empiezan a organizarse en sindicatos.

En el valle, las condiciones de trabajo de la mina empiezan a empeorar y en la familia Morgan, los cuatro hijos mayores, que ya han oído hablar de los sindicatos, se enfrentan a su padre, cuyas ideas son muy tradicionales, y deciden abandonar la casa.

A los pocos días se produce la primera huelga en el valle, que dura veintidós semanas, y cuyas consecuencias económicas para las familias del valle perjudicaron la convivencia y muchos acusaron al padre de Huw por oponerse a la huelga en contra de la mayoría, lo que entendían como un apoyo al Sr. Evans, propietario de la compañía minera, llegando incluso a tirar piedras contra su casa. En estas circunstancias la madre de Huw decide ir a la colina una noche para recriminar a los hombres del valle lo injustos que están siendo con su esposo, pero al volver a casa Huw y su madre caen en un lago helado, congelándose las piernas y teniendo ambos que pasar varios meses en cama hasta recuperarse totalmente del accidente.

Tras esta primera huelga, parece que todo vuelve a la normalidad, e incluso los cuatro hermanos de Huw vuelven a su casa, lo que la familia Morgan celebra por todo lo alto. En las celebraciones quedan patentes las diferencias existentes entre la tradición cristiana y los nuevos problemas sociales que surgen a cuenta de la industrialización.

El primer día de trabajo tras la huelga trae nuevos problemas, ya no todos pueden volver al trabajo porque no hay trabajo para todos, y dos hermanos de Huw deciden partir hacia América, donde han oído que hay mayores oportunidades de trabajo.

En esta parte de la película se producen dos hechos que denotan las fricciones que se producen en una sociedad, hasta ahora dividida, que comienza a integrarse. Se trata del matrimonio de la hermana de Huw con el hijo del Sr. Evans, el dueño de la mina; y la entrada de Huw en el colegio del pueblo, en el que el resto de alumnos eran hijos de las familias más pudientes. Ambas relaciones serán muy difíciles desde el principio.

La precariedad y la falta de seguridad en el trabajo de la mina queda patente con el accidente mortal del hermano mayor de Huw, que deja esposa viuda y embarazada.

Huw ha terminado sus estudios, pero cuando su padre le pregunta sobre lo que quiere hacer, éste le responde que quiere ir a la mina, como sus hermanos y su padre.

La competencia continúa haciendo estragos y la empresa decide despedir a los trabajadores mejor pagados, entre ellos los dos hermanos de Huw que todavía trabajan en la mina junto a él y a su padre, por lo que ambos se ven obligados a irse del valle en busca de trabajo en otro lugar, como ya hicieron sus otros dos hermanos.

Al final de la película se produce un nuevo accidente en la mina, en el que pierde la vida el padre de Huw.

La película termina como empezó, con Huw empaquetando su equipaje recordando cuando era niño y el valle era verde, cuando había trabajo y jornales para todos en la mina y la gente del valle era feliz. Sin embargo, ya no es así, la mina se ha agotado y sólo quedan unos pocos obreros. Las casas están deshabitadas porque la mayoría de los habitantes del valle ha tenido que emigrar para buscar trabajo, muchos de ellos a otros continentes. Sólo quedan las familias de los pocos obreros que continúan trabajando en la mina. La juventud ha tenido que emigrar y en las calles no queda nada, ni siquiera el color verde del valle. Huw, a su pesar, también tiene que abandonar el valle.

CONTEXTUALIZACIÓN. INFLUENCIA DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.

La película se desarrolla a finales del siglo XIX en un valle del sur de Gales, un valle al que la industrialización acaba de llegar para explotar las minas y ocupar el valle.

La familia Morgan es una familia tradicional cristiana, de tipo patriarcal, ya que es el padre, el cabeza de familia, quien toma las grandes decisiones y es respetado por todos. La madre, como bien dice Huw, es el corazón de la familia, quien procura mantenerla unida evitando los enfrentamientos entre los hombres de la casa. Todos los hijos, salvo Huw, que es menor, trabajan en la mina, aportando, junto con el padre, jornales a la casa. La hermana de Huw ayuda a su madre en las tareas del hogar. Es decir, se trata de una familia tradicional, cristiana, patriarcal y jerarquizada.

En el valle viven otras familias, que también trabajan en la mina, y sus relaciones sociales son casi feudales, apreciándose un alto grado de servilismo de las familias humildes, que trabajan en la mina, y las familias adineradas, como los dueños de la mina. Ejemplo de este servilismo lo vemos en la escena en la que el Sr. Evans, dueño de la mina, va a casa de los Morgan para pedir la mano de la hija de éstos para su hijo. 

La actuación del padre de Huw, humilde pero orgullosa, contrasta con la actitud altanera y presumida del Sr. Evans. También vemos ejemplo de una sociedad dividida en estamentos cuando Huw llega a la escuela del pueblo y se encuentra con los hijos de las familias más adineradas, que lo desprecian, precisamente por sus orígenes humildes.

Por otro lado, en el centro de estas relaciones está la Iglesia, el párroco y los decanos, que es una Comisión que vela para que los habitantes del valle tengan una vida piadosa y honrosa, y que se encarga de juzgar y castigar a los que no actúan de acuerdo con la ley de Dios. Lo que cuenta no es tanto el interés particular, como el interés social.

Sin embargo, también podemos apreciar síntomas de querer rebelarse ante esta situación social en varias escenas y actitudes de los personajes. Por ejemplo, cuando la hermana de Huw se rebela ante su matrimonio con el hijo del Sr. Evans, o cuando al final el párroco se rebela ante las decisiones, demasiado primitivas, de los decanos.

Al principio de la película Huw recuerda un valle feliz, en el que todo el mundo tenía trabajo y un buen jornal. Hacía poco tiempo que la industrialización había llegado al valle y todavía era pequeño el impacto ambiental de la mina, todavía quedaba verde. Sin embargo, pronto empezarían los problemas. Cuando en una fundición de hierro cercana despiden a varios trabajadores, éstos llegan al valle y reducen sus jornales para conseguir trabajo, lo que produce inmediatamente que la empresa contrate a estos obreros y reduzca el jornal de los demás. Por otra parte, el trabajo en las minas es muy peligroso y las medidas de seguridad prácticamente nulas. Los obreros empiezan a tomar conciencia de grupo y a manifestarse en defensa de sus derechos. Es el principio del socialismo. Pero estas nuevas ideas chocan con el espíritu tradicional del valle y se producen enfrentamientos y fricciones incluso entre familiares. Dos ejemplos los vemos cuando el padre de Huw se enfrenta a sus hijos o, más tarde, cuando recibe el rechazo de sus propios compañeros por no apoyar la huelga.

Sin embargo, a pesar de todos los problemas que estaba creando la industrialización en el valle, cuando Huw tiene que decidir entre continuar estudiando o trabajar en la mina, se decide por esto último. Parece una decisión desacertada, pero representa mucho más. No es que Huw no prefiera el trabajo en la mina antes que un buen trabajo como “médico o abogado”, como su propio padre le aconseja, sino que el director nos intenta hacer comprender la dificultad que todavía existe para cambiar de estamento social. Huw se encuentra mucho más cómodo en su situación actual, a pesar de las penurias, que incorporándose a un estamento social diferente y desconocido para él.

Contrastan en la película los paisajes de las primeras y de las últimas escenas del valle. En las primeras, el valle es verde, las casas están rebosantes de vida y la gente de felicidad. Esta felicidad es patente cuando los obreros suben o bajan de la mina cantando y son recibidos y vitoreados por sus mujeres, que los esperan con una sonrisa. Cuando Huw, todavía niño, pasea con su padre por el valle, se ven algunos pedazos de carbón en determinadas zonas, pero el valle es verde en casi su totalidad. Sin embargo, en las últimas escenas del valle, cuando Huw está empaquetando su equipaje para irse del valle, éste está negro, del color del carbón, las casas están prácticamente deshabitadas porque las familias han tenido que emigrar para buscar trabajo, muchas de ellas a otros continentes, y sólo se ven varios obreros que bajan de la mina, observados solamente por una anciana, ya no hay cantos ni felicidad, no hay obreros que trabajen ni esposas que los reciban, el valle se ha quedado triste y vacío.

Como conclusión, la vida en el valle cambia totalmente con la llegada de las máquinas, el trabajo en la mina modifica las relaciones familiares y sociales, e incluso los grupos sociales, y todos estos cambios chocan de frente con la vida tradicional del valle.   

Bibliografía

Lario, Ángeles;. Historia contemporánea universal. Madrid: Alianza Editorial, 2010.
Sinopsis: https://cineytrabajo.wordpress.com/2012/02/24/que-verde-era-mi-valle-john-ford-1941/



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viernes, 1 de diciembre de 2017

EL IDEARIO POLÍTICO-SOCIAL DE LOS CAUDILLOS LATINOAMERICANOS

INTRODUCCION: CONTEXTO GENERAL DE LA EMANCIPACIÓN.



El contexto general en el que se produjo la emancipación de los territorios iberoamericanos respondió a una serie de circunstancias diversas, entre las que cabe destacar la invasión napoleónica de la Península Ibérica en 1808, hecho que generó un vacío de poder en las metrópolis que tuvo que ser suplido en los territorios iberoamericanos y que fue el detonante de los procesos de emancipación.

Sin embargo, hubo otras circunstancias, anteriores a la invasión napoleónica, que influyeron en la emancipación y posterior independencia de estos territorios, en concreto, la declaración de independencia de Estados Unidos (1776), la revolución francesa (1789), la independencia de Haití (1804) y las reformas administrativas y económicas llevadas a cabo por las metrópolis a mediados del siglo XVIII, que favorecieron el distanciamiento de las oligarquías criollas con respecto a las metrópolis. Estas reformas liberalizadoras del comercio estaban encaminadas a impulsar la economía peninsular y consiguieron reactivar el comercio, pero a partir de la invasión napoleónica la península no era capaz de absorber la producción indiana y, por otra parte, su escaso desarrollo industrial no le permitía abastecer al mercado indiano, lo que afectaba negativamente a la economía de los territorios iberoamericanos, que comenzaron a considerar como perjudicial la política económica de las metrópolis. En este mismo sentido, la política agraria de la Corona también deterioró las relaciones con las élites criollas, especialmente a partir de la Real Instrucción de 1754, que protegía la propiedad de los indios y, por lo tanto, restaba mano de obra semiesclava a los terratenientes criollos. La liberalización del comercio a partir de 1778 tuvo como efecto el favorecimiento de los puertos catalanes en detrimento de los indianos, lo que perjudicó, entre otras, a la industria textil mexicana. El crecimiento de las ciudades a raíz de la liberalización comercial incrementó la demanda agrícola y, con ello, el aumento de la población esclava y la explotación de mano de obra indígena, lo que provocó levantamientos de negros y pardos.

Además, la derrota de Trafalgar (1805) dificultó seriamente las comunicaciones y, por tanto, el comercio, entre la península y los territorios ultramarinos.

Finalmente, las leyes recogidas en la Constitución de 1812, que abolían los tributos indígenas y los privilegios jurisdiccionales fueron mal recibidas por las élites criollas.

La sociedad estaba compartimentada entre grupos de indios, mestizos, criollos y españoles de la península, cada uno de ellos con una posición económica diferenciada.

Este contexto favoreció, en primer lugar, un proceso de emancipación de los territorios iberoamericanos, que se desarrolló desde 1809 hasta la derrota de Napoleón en 1815 y, a continuación, a partir de 1817, un proceso de independencia de estos territorios con respecto a las metrópolis, que se caracterizó por la vía revolucionaria y la guerra, y que terminó con la independencia de Iberoamérica en 1825, salvo Cuba y Puerto Rico.

Estos movimientos emancipadores y, más tarde, independentistas, no fueron homogéneos, sino que hubo grandes diferencias entre ellos.

La emancipación comienza a partir de la invasión napoleónica de la península, creándose, al igual que en España, juntas locales para asumir el control en nombre del monarca español Fernando VII. Sin embargo, la situación de colapso institucional que se vivió en España dejó a los americanos en una situación de “extraña orfandad” que, poco más tarde, provocaría los procesos independentistas.

Los primeros procesos secesionistas nacieron en Buenos Aires, Venezuela y Nueva España, por distintos motivos, siendo sofocados estos movimientos a la vuelta al trono de Fernando VII, salvo en Buenos Aires. Pero la llegada del Trienio Liberal aceleró los procesos emancipadores, con el apoyo de Gran Bretaña y de Estados Unidos.

Los procesos independentistas ponen en marcha de verdaderas guerras contra la metrópoli, bajo el liderazgo de caudillos como Simón Bolívar y José San Martín.

Mientras tanto, en Nueva Granada los curas Hidalgo y Morelos dieron al proyecto independentista un contenido igualitario, religioso y nacionalista.

Mención aparte merece el caso de Brasil, país al que huyó la familia real portuguesa en 1807, y cuando el monarca Joao VI decide volver a Portugal en 1821 su hijo, Don Pedro, decide quedarse y proclama la independencia de forma totalmente pacífica.

Se podría decir que la independencia de los territorios iberoamericanos no fue resultado del malestar y la reacción anticolonial, sino la consecuencia del colapso que produjo en las metrópolis la invasión napoleónica. Este colapso propició un giro radical del proceso desde el autonomismo o autogobierno hasta la independencia.

Los movimientos independentistas que se desarrollaron no fueron indigenistas, sino que estaban dirigidos y promovidos por los criollos, descendientes de españoles, mientras que los indígenas continuaban confiando en la metrópoli. El motivo es que los criollos luchaban por hacerse con el poder en los nuevos estados, mientras que los indígenas, que no aspiraban al poder, veían que su estatus podría verse perjudicado.

DESARROLLO: ANÁLISIS DE LAS IDEAS DE SIGNIFICADOS CAUDILLOS.

En la emancipación y posterior independencia de los territorios iberoamericanos tuvieron una gran influencia las nuevas ideas ilustradas, así como el liberalismo. No obstante, en un principio sólo se aceptan los principios de la Ilustración en sus aspectos intelectuales, científicos y económicos, pero no los políticos, cuyas ideas son rechazadas. Hay que tener en cuenta que la Ilustración llega a Iberoamérica a través de España, por lo que estas ideas llegan, de alguna manera, filtradas. Más tarde, ideas como la soberanía popular y la democracia influirán decisivamente en la conciencia nacionalista de los territorios iberoamericanos.

Por otra parte, las ideas fisiócratas, que defendían la superioridad de la actividad agrícola sobre cualquier otra, tuvieron también una gran influencia sobre las élites criollas, ya que su economía estaba basada, principalmente, en la agricultura.

Entre los ideólogos de la independencia iberoamericana influidos por las ideas ilustradas, se podría citar a Francisco de Miranda, Simón Bolívar y Manuel Belgrano.

Cabe señalar, sin embargo, que los indígenas apenas intervinieron en el movimiento independentista, ya que no entendían el sentido del mismo, y cuando lo hicieron, como en el caso de Nueva España (México), lo hicieron en favor de la metrópoli.

Realmente, el movimiento revolucionario iberoamericano partió de las élites criollas, que vivían en las grandes ciudades que, influidas tanto por la Ilustración como por las obras del Padre Feijoo, adoptaron una postura reformista, contraria al conservadurismo de las Instituciones regidas por las minorías españolas.

Algunos de estos criollos, como es el caso de Belgrano, Miranda o Bolívar, viajaron a Europa y asimilaron las corrientes ideológicas revolucionarias, que contribuyeron a fomentar sus deseos de emancipación, y que difundirían más tarde por Iberoamérica.

La ideología de la revolución francesa llegó a Iberoamérica, principalmente, a través de libros y periódicos. Además, la independencia de Estados Unidos y también su organización política de carácter republicano federalista sirvieron de modelo a los ideólogos y caudillos de la independencia.

Sin embargo, como ya  se ha dicho, la crisis del régimen político en la metrópoli y, sobre todo, la invasión napoleónica de la península, tuvieron una repercusión inmediata en Iberoamérica, donde, al igual que en la metrópoli, se fundaron Juntas Locales que posteriormente serían utilizadas por los criollos para hacerse con el poder, destituyendo a las autoridades designadas por la metrópoli. Los dos grandes caudillos, artífices de la independencia iberoamericana, San Martín y Bolívar, eran criollos.

Aunque tanto San Martín como Bolívar empezaron su lucha como auténticos revolucionarios y republicanos, ambos la terminaron acercándose a la monarquía. En palabras de John Lynch: "San Martín y Bolívar pueden describirse como herederos del absolutismo ilustrado, ambos creían que la mejor forma de servir a la independencia era a través de gobiernos fuertes que impusieran el cambio social contra los intereses de los terratenientes,…, criticar a ambos por haber acabado sus vidas siendo absolutistas conservadores en vez de demócratas liberales es sacar las cosas de quicio. Tuvieron dudas legítimas sobre cuál era el nivel de libertad apropiado y hasta dónde los diferentes grupos opuestos podían actuar sin poner en peligro la propia existencia de los nuevos Estados. Respecto al ejercicio de un liderazgo desinteresado, sin esperanzas de obtener privilegios, ambos libertadores fueron modélicos".

En este sentido, Bolívar llegaría a decir: “No convengo en el sistema federal entre los populares y representativos, por ser demasiado perfecto y exigir virtudes y talentos políticos muy superiores a los nuestros; por igual razón rehúso la monarquía mixta de aristocracia y democracia…”.

Ciertamente, como ya se ha indicado, aunque las ideas revolucionarias, republicanas y liberales, la Ilustración y la Enciclopedia, tendrían una influencia decisiva en los comienzos de la emancipación de Iberoamérica, sin embargo, también hay que decir que el sistema político que conocían los criollos, auténticos iniciadores y artífices de la emancipación, era el monárquico absolutista, es decir, el Antiguo Régimen. Por otro lado, la mayoría indígena no comulgó desde el principio con las ideas revolucionarias y liberales que la minoría criolla quería poner en marcha. En estas circunstancias, no parece que la democracia y la soberanía popular fueran la mejor fórmula para que la minoría criolla liderase la independencia, por lo que terminó viendo más conveniente para sus propios intereses otros sistemas de gobierno más personalistas que, por cierto, continúan vigentes en la actualidad en algún que otro país iberoamericano. 

Bibliografía

Escribano Úbeda-Portugués, José. «Historia: Debates y tendencias.» 2012: 65-80.
Lario, Ángeles;. Historia contemporánea universal. Madrid: Alianza Editorial, 2010.
Tateiwa, Reiko. «El caudillismo y sus interpretacions: un análisis sobre un fenómeno común de la historia de América Latina en el siglo XIX.» En Cuadernos Canela,  Vol. VIII, 41-54. Department of Spanish and Latin American Studies, Faculty of Foreign Studies, Nanzan University, Nagoya, jp, Confederación Académica Nipona, Española y Latinoamericana, 1995.

sábado, 25 de noviembre de 2017

RODIN: PROCESO DE CREACIÓN DE ESCULTURAS


Auguste Rodin (1840-1917) es uno de los más grandes escultores de todos los tiempos. Su obra sorprende por su fuerza expresiva, su perfección técnica y su naturalidad, lo que le supuso las críticas de los escultores tradicionales, más apegados a la idealización clásica. Renovó el concepto de modelado, jugó con los efectos de la luz en las superficies de sus esculturas, elevó la figura humana a un nuevo modo de expresar la vida, la pasión y el movimiento, atendiendo exclusivamente a su sentimiento de la naturaleza y a su libertad expresiva. 



Rodin es considerado como el primer escultor moderno, y su talento artístico se manifestó desde muy joven aprendiendo a dibujar. Más tarde, como escultor, trabajó todos los aspectos del oficio: sacapuntista, tallista y orfebre, aunque el modelado era la tarea en la que se sentía más cómodo, era un escultor del barro.

El modelado consiste en añadir materia blanda, rectificando con las manos conforme se va añadiendo o quitando barro, es un trabajo silencioso y suave. Rodin era un genio en el modelado, trabajaba el barro como el que dibuja, de manera espontánea y con gran rapidez, de forma natural, hundiendo sus dedos en el barro para definir las formas y dejando una superficie irregular que, trasladada al bronce, servía para producir efectos de luces y sombras. El resultado era una obra muy personal y original.

El primer paso, tanto si la escultura estaba destinada para bronce o para mármol, era hacer un pequeño boceto de barro. Rodin hacía varios bocetos y finalmente elegía uno de ellos, del que sus ayudantes hacían una copia en escayola a tamaño natural, o más grande y, a partir de ese molde en escayola, se hacía la fundición en bronce o se llevaba al mármol, mediante el sacado de puntos. Posteriormente, al fraguar el yeso en su interior, el molde queda marcado con el negativo de la figura inicial de barro. Al desmoldar y quitar la pieza inicial de barro, se introduce yeso líquido en su interior, y éste adopta la figura que el molde tiene impresa. Cuando Rodin decidía llevar esa figura a dimensiones definitivas y a un material resistente, como el mármol, las medidas de la copia en yeso de la figura inicial en barro, fuera al mismo tamaño o ampliando sus dimensiones, se llevaban al bloque de mármol mediante el sacado de puntos, tarea ésta que era realizada por los sacapuntistas. Teniendo en paralelo el molde de escayola y el bloque de mármol, las medidas del molde se llevaban al mármol mediante tres compases especiales curvados, con punta de acero. Las primeras medidas se toman de las partes más salientes y darán la máxima altura, anchura y profundidad de la pieza, y las siguientes en tamaño irán situando sobre el mármol los puntos del relieve y el volumen, de forma que, labrando progresivamente, se llega a la forma final. El modelo queda ahora lleno de pequeños puntitos y, cuando se ha terminado el labrado, se depuran formas, relieves y rehundidos, creando los detalles y puliendo la superficie hasta conseguir, siempre a gusto de Rodin, la escultura definitiva.

Rodin conservaba escayolas y moldes que luego reutilizaba en futuras esculturas.  Creaba vida, movimiento interior, impulso y pasión, pero el objeto principal de su reflexión, estudio y admiración, era la figura humana, que una vez terminada parecía que fuera a ponerse en movimiento. Al  modelar, Rodin tenía que idear un modelo con forma tridimensional y para ello, en el proceso con el barro sobre su caballete giratorio, a medida que moldeaba iba girando la escultura para comprobar la coherencia del volumen. La luz también era muy importante, Rodin trabajaba con la luz detrás de la figura, lo que hacía que se marcasen los contornos de los músculos, sobre los que añadía o quitaba barro convenientemente. La luz, por lo tanto, le proporcionaba la visión de las formas. 

Rodin contemplaba primero desde arriba su figura comparándola con el modelo, y luego lo hacía desde abajo, buscando todos los perfiles y salientes, que encontraba gracias a la luz. Además, trabajaba a la perfección los planos, es decir, las superficies, sus calidades, sus irregularidades y sus formas de curvarse y de tornearse creando volumen. Estudiaba las superficies de los cuerpos reales, lisas, rugosas,…, transmitiendo la energía interna del músculo en movimiento o, en su caso, la suavidad del reposo. Rodin sacaba el máximo partido a los contrastes de texturas, y terminaba sus esculturas de forma que la luz resbalase por el mármol, aunque otras de sus esculturas parecen surgir del bloque de mármol, como ocurre con “La mano de Dios”.

Como conclusión, Rodin es un artista que trabaja el barro como nadie, creando con sus propias manos obras que pareciera que tienen vida. Como se ha dicho, las luces y las sombras contribuyen a aumentar la expresividad, dinamismo y vitalidad de sus obras, como es el caso  de “El beso” (mármol) o “El pensador” (bronce). En esta última obra, aparece un hombre en estado pensativo, pero no en calma; se trata de un hombre preocupado y sus músculos reflejan una tensión procedente del gran esfuerzo interior que está realizando, tal que parece que fuera a ponerse en movimiento en cualquier momento. Además, su expresión es también de preocupación. En el caso de “El beso”, aparecen dos amantes con los cuerpos desnudos y entrelazados en una situación íntima. Se aprecia también en esta obra un gran trabajo de luces y sombras, así como dos partes, por un lado los amantes, en mármol pulido, y la roca, en mármol sin pulir.

Bibliografía

Thyssen-Bornemisza, Fundación Museo. Las técnicas artísticas, Siglo XIX, Auguste Rodin, pág. 59-65. Madrid: Editorial Akal, 2005.


miércoles, 15 de noviembre de 2017

LA FÍSICA DE ARISTÓTELES EN EL SIGLO XXI


INTRODUCCIÓN.

Antes de comenzar esta exposición es relevante señalar que Aristóteles (384-322 a.C.), nació en Estagira, una pequeña localidad macedonia. En el año 367 a.C., cuando contaba con diecisiete años, fue enviado a Atenas para estudiar en la Academia de Platón. Sin embargo, pese a ser discípulo de Platón, Aristóteles se distanció de las posiciones idealistas de su maestro para elaborar un pensamiento de carácter naturalista y realista. Frente a la separación radical entre el mundo sensible y el mundo inteligible planteada por las doctrinas platónicas, Aristóteles defendió la posibilidad de comprender la realidad a partir de la experiencia. Así pues, en contra de las tesis de su maestro, consideró que las ideas o conceptos universales no deben separarse de las cosas, sino que forman parte de ellas.



En relación con la física, del pensamiento de Aristóteles podríamos destacar las siguientes características:

Para Aristóteles, en todo ser material se dan dos elementos, la sustancia, es decir, la esencia misma de cada ente individual, y el accidente, o cualidad que no existe en sí misma, sino que forma parte de la sustancia. Por lo tanto, la sustancia permanece más allá de los cambios accidentales que pueda experimentar el ser material.

Para explicar el cambio, Aristóteles se vale de los conceptos de acto y de potencia. Por potencia se entiende la potencialidad que posee un ser de llegar a ser, mientras que el acto es la realización de esa potencialidad. Aristóteles define el cambio como el paso de la potencia al acto. Para él, existen dos tipos de cambio: el cambio sustancial y el cambio accidental. En el cambio sustancial, un ser se convierte en otro, lo que implica un doble proceso simultáneo de corrupción del primero y de generación del segundo. En el cambio accidental sólo se modifican las cualidades accidentales.

CONCEPTOS CLAVE EN LA FÍSICA DE ARISTÓTELES.

Tras la lectura de los textos propuestos de la Física de Aristóteles, he entresacado varios conceptos que pasaré a definir desde el punto de vista de Aristóteles y, a continuación, pasaré a comparar dichos conceptos con las definiciones que existen de ellos en la actualidad.

Materia: Para Aristóteles, “la naturaleza se entiende en dos sentidos, como forma y como materia”, por lo que realmente existen dos naturalezas diferenciadas (la forma y la materia), aunque puedan encontrarse formando parte del mismo ser. También dirá que “la materia es algo relativo, pues para una forma se requiere una materia y para otra forma otra materia”, haciendo por lo tanto depender la materia de la forma.
En la actualidad, la materia se define como “todo aquello que tiene masa y ocupa un lugar en el espacio”, un concepto mucho más concreto y preciso que el propuesto por Aristóteles. Por otra parte, mientras que para Aristóteles la materia era algo relativo, en contraposición con la forma, en la actualidad la forma ha pasado a ser algo accesorio de la materia, definiéndose como “la configuración externa de algo”.

Naturaleza: Para Aristóteles, “algunas cosas son por naturaleza y otras por otras causas”, es decir, hay cosas que son naturales porque provienen o se encuentran en la naturaleza y otras, las que son por otras causas, que no son propiamente naturales.
También dirá que “la naturaleza es un principio y causa del movimiento o del reposo en la cosa a la que pertenece primariamente y por sí misma, no por accidente”. Es decir, la naturaleza es propia de las cosas que tienen movimiento y, además, lo es en esencia, no en accidente, es decir, el movimiento es algo intrínseco a la naturaleza.
En la actualidad, la naturaleza se define como “la totalidad de los seres vivos (incluyendo seres humanos, animales y plantas) y a los fenómenos que surgen sin intervención de las personas (como el viento o la nieve)”, un término también mucho más concreto y preciso que el propuesto por Aristóteles. Sin embargo, el significado de naturaleza para Aristóteles iba mucho más allá, ya que trascendía al mundo físico para adentrarse en los fines para los que las cosas están hechas o para los que han sido concebidas, y diferencia entre ser “por naturaleza” y ser “conforme a naturaleza”.

Causa: Para Aristóteles, la causa se define en varios sentidos, en un sentido es “aquel constitutivo interno de lo que algo está hecho”, en otro sentido, es “la forma o el modelo, esto es, la definición de la esencia y sus géneros, y las partes de la definición”, en otro sentido, es “el principio primero de donde proviene el cambio o el reposo”, y en otro sentido, es “el fin, esto es, aquello para lo cual es algo”. Por lo tanto, para Aristóteles la causa es tanto aquello de donde procede algo, como el fin para lo que es ese algo, o también, tanto aquello de lo que es internamente algo, como la forma que tiene externamente ese algo. Esos diferentes sentidos denotan la importancia que da Aristóteles a este concepto, que puede ser tanto causa “original” como causa “final”. Además, para Aristóteles la causa puede ser tanto en potencia como en acto, en potencia como lo que puede llegar a ser y en acto como lo que llega a ser.
En la actualidad, la causa se define como “aquello que se considera origen o fundamento de algo”, y una causa específica genera un efecto, que se define como “un fenómeno que se genera por una causa y que aparece acompañado de manifestaciones puntuales”. También en este caso, la causa tiene en la actualidad un significado mucho más concreto y preciso que en la antigüedad, surgiendo nuevos términos para designar, por ejemplo, la causa “final”, que ahora se denomina “efecto”.

Sustancia: Para Aristóteles, la sustancia se define como “el sujeto último de  toda predicación”, por lo tanto, “la naturaleza es, pues, primariamente sustancia”. Para Aristóteles, la sustancia es la misma esencia de las cosas, es indivisible, separable y está en la base de los cambios accidentales. Por lo tanto, los accidentes y las propiedades son por naturaleza, pero no tienen propiamente naturaleza. Los accidentes son aquellas propiedades intrínsecas a la sustancia, que no modifican la sustancia en sí misma.
En la actualidad, la sustancia se define como “aquello que una cosa es en sí misma, es decir, un material con una composición química definida”. Como se puede apreciar, también es una definición más concreta y precisa en la actualidad que en la antigüedad.

Movimiento: Para Aristóteles, el movimiento se define como “la actualidad de lo potencial, cuando al estar actualizándose opera no en cuanto a lo que es en sí mismo, sino en tanto que es movible”, pero el moviente, dirá, hace esto por contacto. Por lo tanto, para Aristóteles el movimiento es un cambio o modificación que se produce por contacto, es decir, se trata de un principio de acción/reacción, en el que algo se mueve porque otro algo, por contacto, lo ha puesto en movimiento. El  movimiento, por lo tanto, también sería el paso de la potencia al acto.
En la actualidad, el movimiento se define como “el cambio de la posición de un cuerpo en el espacio a lo largo del tiempo respecto de un sistema de referencia”. Como se ve, se trata también de una definición más concreta y precisa que la de Aristóteles.

Vacío: Para Aristóteles, el vacío no existe, ni como algo separable de los cuerpos ni como algo inseparable de ellos, pues no es un cuerpo, sino la extensión de un cuerpo.
En la actualidad, el vacío se define como “la ausencia total de materia”. Una definición, también, más concreta y precisa que en la antigüedad.  

Tiempo: Para Aristóteles, el tiempo sólo existe de manera relativa, porque el futuro todavía no ha llegado (todavía no existe) y el pasado ya ha pasado (ya no existe).
En la actualidad, el tiempo se define como “la duración de los acontecimientos que son sometidos al cambio”. Se trata de una definición, también, mucho más concreta y precisa que la planteada por Aristóteles.

CONCLUSIÓN.

Como se puede apreciar en la comparación de las definiciones de los conceptos utilizados, las definiciones son en la actualidad más concretas y precisas que las planteadas por Aristóteles en la antigüedad. Esto se debe a varias razones, entre ellas, cabría decir que mientras Aristóteles empleaba el método deductivo en la observación, es decir, de lo general a lo particular, en la actualidad se emplea el método inductivo, es decir, de lo particular a lo general. Cabría decir también que la ciencia, a medida que ha ido avanzando en el conocimiento y en la tecnología, ha ido concretando y precisando conceptos de los que se tenía poca información en épocas anteriores. Esto no quiere decir que el avance de la ciencia tenga una explicación historicista, ya que, como bien decía Kuhn, poniendo entre otros ejemplos a Aristóteles, el desarrollo científico no sólo se produce por acumulación, sino que en ocasiones se producen cambios concretos, ajenos a los conocimientos previos, que suponen una verdadera revolución científica.

Bibliografía


Libro 1, capítulos 1 y 4, Libro 2, capítulos 1 a 4, Libro 3, capítulos 1 a 3 de la obra Aristóteles (2008). Física. Gredos: Madrid. Páginas 82-84; 97-102; 128-150 y 176-187.




martes, 7 de noviembre de 2017

EL MÁS ANTIGUO PROGRAMA SISTEMÁTICO DEL IDEALISMO ALEMÁN



La primera idea que se desprende de la lectura del texto es la relacionada con la ética, en la que se advierte la primacía de la razón práctica sobre la teórica, es decir, de la acción sobre la contemplación, para conseguir la plena libertad individual: “la concepción de mí mismo como un ser absolutamente libre”, y en contraposición a este ser moral aparece el mundo, en el que el ser moral tiene difícil encaje: “¿cómo puede ser un mundo constituido para un ser moral?”.

La acción es, por lo tanto, la base de la emancipación del individuo, y dicha emancipación es la que le permite conseguir la libertad.

Frente al ser humano aparece el estado, que no es algo natural, sino mecánico, y que, por lo tanto, trata a los seres humanos también como obras mecánicas: “quiero mostrar que no hay idea del estado porque el estado es algo mecánico, igual que la idea de una máquina”.

En relación con el estado, el idealismo alemán propugna un idealismo radical, en contra de un estado mecánico, en el que la libertad individual queda en entredicho.

El idealismo alemán propugna una nueva mitología, que “debe estar al servicio de las ideas debe ser una mitología de la razón”.

El idealismo alemán pone el énfasis en las ideas, principalmente en las ideas de un mundo moral, en el que la idea más importante es la idea de belleza: “estoy convencido de que el más alto acto de la razón, en tanto comporta todas las ideas, es un acto estético, y que la verdad y la bondad se unen como hermanas sólo en la belleza”.

Por ello, es necesario un sentido estético para razonar de forma inteligente, ya que sin sentido estético no hay razón. Por lo tanto, la poesía adquiere mayor importancia o, mejor, “mayor dignidad”.

En definitiva, lo que propone el idealismo alemán es una crítica a la Ilustración, una crítica a la carencia de mitología de la cultura moderna y la insatisfacción ante una era sin mitos, en la que el conocimiento científico envuelve todas las facetas de la vida.

La estética permite al idealismo pensar la naturaleza en analogía con el ser humano.

Por último, el idealismo alemán se queja de la secularización, lo que, según ellos, ha producido en la sociedad de la época una pérdida de sentido de las acciones humanas.

Se trata, por lo tanto, de conseguir la convergencia entre el conocimiento (razón teórica) y la acción (razón práctica), entre lo público (el estado como ente mecánico) y lo privado (el ser humano como individuo), entre la estética (recuperación del sentido estético), la ética (razón práctica) y la política (el ser humano como ciudadano).

Por lo tanto, el idealismo alemán podríamos dividirlo en cinco vertientes: el renacer de la mitología, que esté al servicio de las ideas; la primacía de la acción sobre la contemplación, como medio para conseguir la libertad individual; la estética, como forma de pensar la naturaleza en consonancia con el ser humano; el menosprecio de la idea de estado, para dar mayor importancia a la individualidad del ser humano; y, por último, la recuperación de la religión, como una forma de recuperar el sentido de las acciones humanas.

En mi opinión, el idealismo tiene muy poca, o ninguna, validez en la actualidad. El inexorable avance científico, técnico y tecnológico, que es lo sensible, tangible e irrefutable ha ganado mucho terreno a las ideas.

El concepto de idealismo en nuestros días está más cerca de lo utópico que de lo ideal, terminando por ser ambos términos, utopía e idealismo, prácticamente sinónimos. Para el idealismo, es posible comprender sin ver, tocar o sentir, sin embargo, para el ser humano actual no existe realidad comprensible que no sea sensible y tangible.

Pasar de las ideas a la realidad tiene el riesgo de quedarnos en el materialismo y este problema no tiene fácil solución en un mundo tan materialista como el actual, en el que el materialismo tilda al idealismo de conocimiento abstracto, inconcreto. De hecho, en la actualidad las ciencias humanísticas, como la filosofía, son menospreciadas por la mayoría, lo importante son las ciencias, dicen.

El idealismo ha dejado de ser un medio de conocimiento para ser un mero referente. Es una evidencia que no estamos en un mundo idealista y, por lo tanto, tampoco ideal. Los avances científicos, técnicos y, en los últimos años, tecnológicos, han hecho de la nuestra una civilización materialista, en la que los ideales están desaparecidos.

Aunque el idealismo, en sí mismo, continúa teniendo unos aires románticos y diría que deseables por algunos, lo cierto es que ya no despierta interés, salvo para cuestiones ociosas, como la lectura de un libro o la visión de una película, donde el idealismo se ve solamente como un entretenimiento.

Respecto a la estética, como una forma de pensar la naturaleza en consonancia con el ser humano, tampoco está muy de moda, ya que el ser humano se ha encargado en los últimos años de adecuar la naturaleza a su interés, en ocasiones, haciendo un daño a ésta que posiblemente nos pase factura en el futuro. Y qué decir de la religión, la sociedad actual es la más secular de la historia, donde solo hay lugar para nuestro ego.

Por lo tanto, se trata de una sociedad sin ideales, pragmática y materialista, en la que el único ideal es sobrevivir cada día a la ignorancia general y a la pobreza intelectual.

Dicho lo dicho, es solo una opinión, y que conste que me gustaría estar equivocado.



miércoles, 1 de noviembre de 2017

EL CONTRATO SOCIAL DE ROUSSEAU



INTRODUCCION: RESUMEN DEL TEXTO E IDEAS FUNDAMENTALES.



Del libro primero: Rousseau comienza este primer libro afirmando que “el hombre ha nacido libre”, pero este derecho no viene de la naturaleza, sino que se funda en convenciones. Continúa diciendo que “la sociedad más antigua de todas, y la única natural, es la familia”, y cuando los hijos son libres para dejarla y no la dejan, esta unión se mantiene por convención; se trata del primer modelo de sociedad política. Dice Rousseau que “el más fuerte nunca lo es bastante para dominar siempre, si no transforma su fuerza en derecho y la obediencia en deber”; la fuerza no constituye derecho, por lo que la obediencia a los poderes públicos también se debe a una convención. Y si todos nacemos libres y la fuerza no constituye derecho, esto significa que la autoridad de unos hombres sobre otros también se debe a una convención. Para Rousseau, no cabe la esclavitud, ya que nadie puede renunciar a su libertad: “despojarse de la libertad equivale a despojarse del ser moral”. La esclavitud, además, no puede fundarse en unos pretendidos derechos de guerra o de conquista, que no tienen su fundamento en una convención, sino en el derecho del más fuerte. Para Rousseau siempre debe existir una convención primera, adoptada por unanimidad, que establezca a la minoría la obligación de obedecer a la mayoría. Rousseau afirma que es necesario “encontrar una forma de asociación capaz de defender y proteger con toda la fuerza común la persona y los bienes de cada uno de los asociados, pero de modo que cada uno de éstos, uniéndose a todos, sólo obedezca a sí mismo, y quede tan libre como antes”, es decir, un sistema en el que todos defiendan el interés general, sin que la persona pierda su libertad individual. La solución se encuentra en el contrato social: “Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general”. Este cuerpo político o soberano, formado por los particulares, no puede tener ningún interés contrario a éstos, pero sí al contrario, ya que los particulares pueden tener intereses contrarios a la voluntad general. En este caso, el pacto social incluye el compromiso de que “al que rehúse obedecer a la voluntad general, se le obligará a ello por todo el cuerpo”.  En este paso  del estado de naturaleza al estado civil, el hombre sustituye la justicia por el instinto, el deber por el impulso físico y el derecho por el apetito. Rousseau distingue entre libertad natural, cuyo límite es la voluntad del individuo; libertad civil, cuyo límite es la voluntad general; y libertad moral, que es la que hace al hombre verdaderamente libre.

Del libro segundo: Rousseau comienza este segundo libro afirmando que “sólo la voluntad general puede dirigir las fuerzas del Estado según el fin de su institución, que es el bien común”. La sociedad debe gobernarse conforme a este interés común. La voluntad particular se inclina por su naturaleza a los privilegios, y la voluntad general a la igualdad. La voluntad general o soberanía, al contrario que el poder, no puede enajenarse, ni transmitirse, ni dividirse. Para Rousseau, “la voluntad general siempre es recta y siempre se dirige a la utilidad pública”, sin embargo, la voluntad de todos, que es la suma de las voluntades particulares, mira al interés privado; en este aspecto, Rousseau alerta de la formación de asociaciones parciales a expensas de la grande, con el peligro de que la voluntad de cada asociación se haga general con respecto a sus miembros, y particular con respecto al Estado, ya que cuando una de estas asociaciones es demasiado grande, desaparece la voluntad general y aparece la voluntad particular. Por ello, es conveniente  que no haya ninguna sociedad parcial en el Estado. Rousseau dirá que “el pacto social establece entre los ciudadanos tal igualdad, que todos se obligan bajo unas mismas condiciones y deben disfrutar de unos mismos derechos”. El poder soberano no traspasa los límites de las convenciones generales, y todo hombre puede disponer libremente de los bienes y la libertad que las convenciones le dejan. Las leyes son actos de voluntad general y las condiciones de la asociación civil y es el pueblo, que está sometido a las leyes, quien debe ser su autor. Rousseau advierte que “la voluntad general siempre es recta, pero el juicio que la guía no siempre es ilustrado”, por ello es necesario que los particulares sean educados para que aprendan a conformar su voluntad con la razón y para que aprendan a conocer lo que quieren. Rousseau da una gran importancia al legislador: “el legislador es, bajo cualquier concepto, un hombre extraordinario en el Estado”; en este punto, argumenta que las leyes no pueden ser elaboradas por el que manda, sino por el legislador, para evitar que las leyes sirvan para perpetuar sus injusticias. El que redacta las leyes no debe tener ningún poder legislativo, ya que este derecho corresponde únicamente a la voluntad general. Estas leyes deben redactarse examinando previamente al pueblo para el que se destinan, con el fin de asegurarse de que el pueblo está preparado para soportarlas. El objetivo de todo sistema de legislación debe ser la consecución de la libertad y la igualdad, la primera porque es inherente al ser humano, la segunda porque sin ella no puede existir la libertad. En relación con la igualdad, no se trata de que los grados de poder y de riqueza sean los mismos, sino que el poder se ejerza en virtud de las leyes y que ningún ciudadano pueda comprar a otro, ni que otro se vea obligado a venderse.

DESARROLLO: CUESTIONES PLANTEADAS.

o  ¿En qué consiste para Rousseau el Contrato Social? ¿Cómo lo justifica?
Para Rousseau el contrato social es un pacto o convención, actualmente constitución, por el que los ciudadanos se obligan a respetar los acuerdos de la mayoría en beneficio del interés general, sin perder éstos su libertad individual, e independientemente de que sus intereses particulares coincidan o no con los generales. Para llegar a este modelo de sociedad, Rousseau hallará la solución en el contrato social y, por eso, dirá: “Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general”.

o  ¿Qué concepto posee Rousseau de la libertad? ¿Cómo se relaciona con la Voluntad general?
Para Rousseau en el estado de naturaleza las personas nacen libres, pero la sociedad actual, la que él conoce, las ha corrompido y las ha hecho esclavas. Además, los hombres se ven forzados a obedecer normas que ellos no han autorizado en ningún momento, sino que provienen de un poder antinatural y son impuestas por la fuerza del soberano. Para Rousseau, la libertad es una característica propiamente  humana y ninguna persona puede renunciar a ella y, por eso, dirá: “despojarse de la libertad equivale a despojarse del ser moral”. Rousseau identifica la voluntad general con el cuerpo y a los ciudadanos con sus partes y, aunque en ocasiones las partes pueden tener intereses contrarios al cuerpo, éste nunca tiene intereses contrarios a los de las partes que lo forman. La voluntad general, representada en el contrato social, es la suma de las voluntades o intereses de todos los ciudadanos y sólo ella puede dirigir al Estado a un buen fin: “sólo la voluntad general puede dirigir las fuerzas del Estado según el fin de su institución, que es el bien común”.

o  ¿En qué se diferencia la concepción rousseauniana de la sociedad de la vigente en el Antiguo Régimen? ¿Por qué puede decirse que la de Rousseau es una concepción burguesa de la sociedad?
La sociedad en el Antiguo Régimen es una sociedad muy desigual, en la que existen grandes diferencias entre los estamentos. Por el contrario, Rousseau propugna una sociedad de iguales en derechos de participación, aunque realmente las diferencias por razones económicas y sociales sigan existiendo como en el Antiguo Régimen. Por otra parte, la burguesía le sirve a Rousseau de referente para su crítica sobre sus defectos, su superficialidad y su falta de búsqueda de la virtud. Sin embargo, a pesar de sus críticas, es la burguesía la que debe poner en marcha esa sociedad virtuosa y libre que imagina, posiblemente tras un proceso educativo por el que aprenda a conformar su voluntad y a conocer lo que quiere, con el fin de que el juicio que la guíe sea ilustrado: “la voluntad general siempre es recta, pero el juicio que la guía no siempre es ilustrado”.

o  ¿En qué se diferencia de la de otros autores burgueses e ilustrados? ¿Por qué Rousseau es considerado un pensador sui generis o singular dentro de ese conjunto?
Aunque Rousseau fue uno de los grandes representantes de la Ilustración, al contrario que el resto de los ilustrados, rechaza la idea de progreso que conduce a la propiedad privada y, de esta forma, a la corrupción y a la desigualdad de la sociedad, y, además, reivindica el sentimiento del ser humano por encima de la razón, anticipándose así al romanticismo. De esta forma, se aleja de sus contemporáneos ilustrados, como Montesquieu o Voltaire, que eran fieles seguidores del progreso de las sociedades.

o  ¿Por qué y en quiénes fundamentalmente tiene una influencia posterior decisiva?
La influencia de las ideas políticas de Rousseau en el pensamiento posterior es indudable, pero principalmente su influencia se refleja en dos grandes revoluciones y constituciones de finales del siglo XVIII, como son la americana y la francesa, que tendrán una influencia decisiva en las constituciones de la mayoría de las democracias y constituciones contemporáneas, como es el caso de la Constitución de Cádiz de 1812. Sus ideas políticas y sociales influyeron en filósofos como Kant, Schiller o Hegel. Los motivos de la influencia de las ideas de Rousseau hay que buscarlos, posiblemente, en que es capaz de expresar de forma clara un pensamiento que sería revolucionario y cuya influencia llega hasta nuestros días. Cuestiones como la idea de contrato social, convención o constitución, que representa los ideales y la voluntad general de todo un Estado eran impensables antes de Rousseau. Pero las ideas de Rousseau, además de revolucionarias, eran necesarias, porque la nueva sociedad, que salía de un Antiguo Régimen, ya en decadencia, necesitaba de estos ideales para avanzar en una nueva forma de relacionarse con sus semejantes y gobernantes, cuyas premisas serían la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos, desde la consideración de que “la voluntad general siempre es recta y siempre se dirige a la utilidad pública”.

Bibliografía

Rousseau, J.J. Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres. Madrid: Alianza Editorial, 2012.

Rousseau, J.J. Discurso sobre las ciencias y las artes. Madrid: Alianza Editorial, 2012.

Rousseau, J.J. El contrato social o los principios del derecho político. Madrid: Aldevara Editorial, 2010.