viernes, 28 de abril de 2017

LOS NEGOCIOS DE LUIS XIV EN ESPAÑA

INTRODUCCIÓN.

Luis XIV (1638-1715), rey de Francia entre 1643 y 1715, inicia su reinado personal a partir de 1661, tras la muerte del Cardenal Mazarino, quien había sido su educador durante la regencia de su madre, Ana de Austria, y posteriormente su valido.



Luis XIV era nieto, hijo y esposo de españoles, por lo que era muy consciente de que debía reclamar para sí o para su descendencia la corona hispánica. Estos derechos sucesorios del rey francés y la posibilidad de que el rey de España muriera sin hijos motivaron que entre 1660 y 1700 (finales del reinado de Felipe IV y durante el reinado de Carlos II), Luis XIV diera una gran importancia a sus relaciones con la monarquía hispánica y pusiera en marcha la maquinaria diplomática francesa camino de Madrid, con la intención de recabar información sobre el gobierno español, el país, las personalidades más relevantes, el estado de ánimo de los cortesanos y del público en general, y averiguar qué opinión se tenía en España del rey francés, y utilizar dicha información para mejorar la opinión que los súbditos españoles tenían del rey francés.

LOS NEGOCIOS DE LUIS XIV EN MADRID.

Para llevar a cabo esta tarea diplomática, Luis XIV envió a Madrid a varios de sus colaboradores, eclesiásticos y militares pertenecientes a la nobleza francesa, entre los que se encontraban el arzobispo d’Embrun, el obispo de Béziers, el marqués de Villars, el conde de la Vauguyon, el marqués de Feuquières, el conde de Rebenac y el marqués d’Harcourt. La información que recababan era inmediatamente remitida a París, donde era utilizada para elaborar estrategias futuras.

La principal negociación que llevaron a cabo estos embajadores fue convencer a los españoles para que apoyasen, o al menos que no se opusieran, a que un Borbón ocupase la corona hispánica si  finalmente Carlos II, como parecía, moría sin hijos. La intención de Luis XIV con estas negociaciones era lograr sus objetivos, de forma pacífica, consciente de las dificultades de convencer a los españoles por otros medios. Para ello, los embajadores utilizaron tres mecanismos: la conversación, el ceremonial y otras maniobras que podríamos calificar como “dudosas”.

Los embajadores franceses que llegaban a España dominaban el arte de la palabra, necesario para crear confianza y una buena opinión entre los cortesanos españoles. Para ello, promovían recepciones, fiestas y comidas en su residencia, a la que invitaban a los cortesanos españoles y al propio rey; hacían regalos para ganarse su amistad; utilizaban a sus esposas para llegar con mayor facilidad a las cortesanas españolas,…, con el objetivo de crear un clima de confianza y recabar información sobre España.

El ceremonial era otro mecanismo utilizado por los embajadores franceses. Se trataba de un código de comportamiento al que los embajadores debían ceñirse y que les permitía, de una forma muy simbólica pero efectiva, representar a su señor y sus intereses. Una de las reglas de este ceremonial consistía en ceder el paso a los embajadores franceses, como forma de mostrar la preeminencia hegemónica de Luis XIV, lo que provocó algunos altercados con sus homónimos españoles.

Los embajadores franceses, como representantes en Madrid de su monarca, debían mostrar gran prestigio y ostentación, que simbolizaban el poder y riqueza de su señor, con el fin de obtener la estima pública entre los españoles y facilitar su estrategia.

Otras maniobras “dudosas” o medios indirectos utilizados por los embajadores eran la difusión de panfletos y grabados, regalos y sobornos, la influencia a través de otros,…

En este último caso, conociendo la religiosidad del rey católico, Luis XIV utilizó a los eclesiásticos franceses para ganarse la confianza de los cortesanos españoles, con el objetivo de llegar, a través de ellos, a los miembros del gobierno español.

CONCLUSIÓN.

Durante el reinado de Carlos II la Monarquía Hispánica se encontraba en plena decadencia, lo que se apreciaba tanto en el exterior, con la continua pérdida de territorios, como en el interior, con una Administración obsoleta y una Hacienda incapaz de hacer frente a las obligaciones económicas que tenía la Monarquía.

En estas circunstancias y conocedor de esta debilidad frente a Francia, Carlos II se limitó a ser mero espectador de los negocios que los embajadores de Luis XIV realizaban en Madrid, salvo cuando éstos sobrepasaban lo estrictamente político, como ocurrió con la influencia “excesiva” que la marquesa de Villars ejerció sobre la reina Mª Luisa de Orleans que, acostumbrada a libertad de la corte francesa, no se encontraba a gusto en la rigidez de la corte española de los Habsburgo.

El trabajo de los embajadores de Luis XIV para mejorar la opinión que los españoles tenían de Francia, no consiguió convencer a todos pero, sin duda, mejoró esta opinión. Cuando Carlos II murió sin descendencia, declaró como su heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, se desencadenó la guerra de la Sucesión. Los españoles, enemigos históricos de Francia, nunca hubieran aceptado un monarca francés, sin el buen trabajo realizado en la corte castellana por los embajadores de Luis XIV.

Bibliografía                               

Floristán, Alfredo. Historia Moderna Universal. Barcelona: Ariel, 2002.

Álvarez López, Ana. «Los negocios de Luis XIV en Madrid: La acción de sus embajadores en la corte madrileña.» Revista de Historia Moderna, nº 25, 2007: 179-205.


No hay comentarios:

Publicar un comentario