En el texto a comentar se describen algunas
formas contemporáneas de entender la relación entre ciencia y filosofía para
tratar el problema “mente-cerebro”. Estas formas son consecuencia de la
aparición de un diálogo entre ciencia y filosofía llamado neurofilosofía, que
propone que este diálogo se produzca de forma programática.
En la neurofilosofía se pueden distinguir tres orientaciones
fundamentales:
La orientación defendida por Patricia
Churchland, radical y afín al programa positivista, sostiene que el único
lenguaje significativo es el de la ciencia. Se trata por lo tanto de una
perspectiva objetiva y empírica, en la que se pone el foco en el objeto y en la
que se prescinde, por lo tanto, de los planteamientos filosóficos acerca del
conocimiento, las emociones y la conducta. Sólo son objeto de conocimiento los
resultados de la investigación empírica del cerebro, que sustituyen progresivamente
a los anteriores.
La orientación defendida por Peter Hacker
sostiene dos ámbitos distintos para la filosofía y la ciencia. Mientras que la
ciencia se encarga de la investigación de la naturaleza, la filosofía se
encarga del estudio de las proposiciones que tienen sentido, incluidas las
proposiciones científicas. Por lo tanto, la filosofía no contribuye tanto al
conocimiento como a la comprensión. Esta orientación defiende el carácter
primario del lenguaje ordinario respecto de los lenguajes de la ciencia.
La orientación defendida por Georg Northoff,
relacionada con el punto de vista kantiano, sostiene que el ámbito de la
filosofía es el de los conceptos, es decir, la elaboración de teorías que
expliquen la realidad, mientras que la ciencia se dedica a desentrañar la
realidad del mundo natural. Por lo tanto, la filosofía no es un ámbito
independiente de la ciencia natural, ya que las teorías filosóficas que
explican la realidad están relacionadas inexorablemente con la ciencia.
Las teorías filosóficas deben traducirse
en hipótesis científicas y, a su vez, la ciencia puede justificar empíricamente
las teorías filosóficas.
La propuesta defendida por Patricia
Churchland, de corte positivista y en la línea del Círculo de Viena y de
Wittgenstein, defiende el conocimiento a priori poniendo el foco en el objeto,
es decir, sólo existe conocimiento por medio de los sentidos y siempre que se
pueda demostrar empíricamente.
Por otro lado, las propuestas defendidas por
Hacker y Northoff presentan dos realidades diferentes, por una parte, la
ciencia que se encarga del estudio de la naturaleza o la realidad y, por otra
parte, la filosofía que se encarga del estudio de las proposiciones que tienen
sentido (Hacker) y la elaboración de teorías (Northoff).
Uno de los descontentos del Círculo de Viena,
Karl Popper, manifiesta que el conocimiento de la ciencia no es puro, ya que
cualquier observación empírica está cargada de teorías. También dirá que para
que una teoría sea científica debe existir un hecho singular que pueda
refutarla, lo que llamará falsación. Por lo tanto, la doctrina de Popper
permite la aparición de errores o fallos en la observación.
Para Thomas Kuhn, los científicos deben
mantener una doctrina hasta que se pruebe su falsedad, lo que puede ocurrir con
la llegada de un nuevo paradigma, es decir, al aparecer anomalías la comunidad
científica entra en un periodo de crisis en el que busca nuevos paradigmas que
resuelvan las anomalías que han surgido en el anterior.
Imre Lakatos intenta conciliar la visión de
Popper y la teoría de las revoluciones científicas de Kuhn. El problema de la
teoría de Popper es que una teoría debe explicar qué sucesos la falsean pero,
sin embargo, la física de Newton no puede hacer esto. Por otra parte, respecto
a la doctrina de Kuhn, las anomalías no siempre producen una crisis del
paradigma, sino solamente cuando debilitan su núcleo teórico.
Paul Feyerabend defiende que los científicos
no deben emplear reglas, es decir, propone que a la ciencia le vendría bien un
poco de anarquismo y subjetivismo. Pero, sobre todo, Feyerabend critica la
falta de conocimiento filosófico de los científicos, lo que produce que los
científicos carezcan de profundidad filosófica y de libertad. En este sentido,
la ciencia puede deshumanizar y la razón objetiva puede convertir a los hombres
en seres deshumanizados, sin opinión propia y sin discernimiento.
En mi opinión, la relación entre ciencia y
filosofía debería ser más estrecha de lo que es en la actualidad, ya que ambas actividades
forman parte de la realidad humana.
Desde el punto de vista de la ciencia, esta
se encarga de explicar los hechos que se producen en la naturaleza y que se
pueden demostrar empíricamente, es decir, poniendo el énfasis en el objeto y
prescindiendo del sujeto. Por lo tanto, esta actividad, cada vez más
especializada, ha terminado por modelar una ciencia alejada del humanismo y,
por lo tanto, ajena a la humanidad y al propio ser humano.
Desde el punto de vista de la filosofía, esta ha terminado confinada en cuestiones relacionadas con la metafísica y la ética. Debido, principalmente, al carácter eminentemente empírico que ha adquirido la ciencia en los últimos años, la filosofía se ha confinado en estas cuestiones más propiamente humanas soslayando, en muchos casos, la propia realidad humana, tan necesitada de realidad como de razón. En la actualidad la ciencia necesita más que nunca de la razón humana, una razón subjetiva, independiente y libre, para así hacerse más humana y, por lo tanto, más cercana a los seres humanos. Ciencia y filosofía no pueden ignorarse, ya que ambas forman parte de la humanidad.
Desde el punto de vista de la filosofía, esta ha terminado confinada en cuestiones relacionadas con la metafísica y la ética. Debido, principalmente, al carácter eminentemente empírico que ha adquirido la ciencia en los últimos años, la filosofía se ha confinado en estas cuestiones más propiamente humanas soslayando, en muchos casos, la propia realidad humana, tan necesitada de realidad como de razón. En la actualidad la ciencia necesita más que nunca de la razón humana, una razón subjetiva, independiente y libre, para así hacerse más humana y, por lo tanto, más cercana a los seres humanos. Ciencia y filosofía no pueden ignorarse, ya que ambas forman parte de la humanidad.
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