miércoles, 17 de enero de 2018

EL ORIGEN DE LAS ESPECIES DE DARWIN

INTRODUCCIÓN.

Antes de comenzar esta exposición es relevante señalar que Charles Robert Darwin (1809-1882), es un naturalista británico que sentía pasión por las ciencias naturales. El 27 de diciembre de 1831, Darwin se embarcó en el Beagle y comenzó un viaje alrededor del mundo que sería extremadamente provechoso y serviría de base para sus teorías. En el transcurso del viaje, Darwin recogió y observó una gran variedad de especímenes naturales, incluyendo aves, plantas y fósiles. A través de la observación, la investigación y la experimentación, pudo estudiar de cerca los principios de la botánica, la geología y la zoología. A su regreso a Inglaterra en 1836, Darwin comenzó a escribir sus descubrimientos en una revista de investigaciones, el viaje tuvo una gran influencia en su visión de la historia natural. Darwin, notando las similitudes entre las especies que había visto, junto con las variaciones en lugares específicos, pudo comprobar que éstas habían evolucionado gradualmente a partir de ancestros comunes. Darwin concluyó que las especies sobreviven a través de un proceso llamado “selección natural”, en el que las que se adaptan a su entorno para satisfacer las necesidades cambiantes de su hábitat natural sobreviven, mientras que las que no pueden adaptarse, desarrollarse y reproducirse, mueren. En 1858, tras años de investigación científica, Darwin presentó su teoría de la evolución en una reunión de la Linnean Society. Finalmente, el 24 de noviembre de 1859, publicó una explicación detallada de su teoría en su obra más conocida, “El origen de las especies por medio de la selección natural”.


ANÁLISIS DE LOS TÉRMINOS CLAVE DEL TEXTO Y CLASIFICACIÓN.

Antes de comenzar con el análisis de los términos, es conveniente aclarar que Darwin pensaba que “las especies no son inmutables y que las que pertenecen a lo que se llama el mismo género son descendientes directos de alguna otra especie, generalmente extinguida, de la misma manera que las variedades reconocidas de una especie son los descendientes de ésta”, es decir, para Darwin las especies sufren cambios a lo largo de las generaciones. Estos cambios pueden mejorar a la propia especie, como es el caso de lo que llama variedades, y permanecer y asentarse en las siguientes generaciones, y en otros casos estos cambios pueden perjudicar a la especie o, simplemente, son inútiles o no les aportan ningún beneficio ni mejora, como es el caso de las monstruosidades. Además, Darwin estaba convencido de que la selección natural es el medio más importante de modificaciones en las especies, pero no el único.

Variación: tras las observaciones realizadas, Darwin llega a la conclusión de que existen variaciones que afectan a los individuos de cada especie, que ocurren con mayor frecuencia en las especies domésticas que en las especies salvajes y en las especies que están distribuidas en zonas geográficas más amplias que en las que habitan en zonas geográficas más reducidas, lo que le lleva a concluir que el medio natural donde vive una especie tiene una incidencia decisiva en las variaciones que desarrollan a lo largo de las generaciones los individuos de dicha especie. Este es el motivo por el cual individuos de una misma especie desarrollan variaciones diferentes cuando viven durante generaciones en hábitats diferentes. Estas variaciones, que suponen mejoras en los individuos que los ayudan a adaptarse mejor al medio, sobrevivirán en generaciones posteriores hasta convertirse en difíciles de separar de la especie, por lo que en ocasiones es difícil identificar en una especie actual cuáles son sus rasgos propios y cuáles de esos rasgos son variaciones que ha experimentado.

Monstruosidad: para Darwin, la monstruosidad es un tipo de variación o anomalía  que suele ser perjudicial o inútil para la especie. Se trata de una variación que no aporta ninguna mejora al  individuo, por lo que su no utilización conllevará su desaparición.  Por lo tanto, la monstruosidad, al contrario que la variación, no sobrevive a varias generaciones, y termina por desaparecer.

Selección natural: para Darwin, la selección natural o, como también la denomina, la supervivencia de los más adecuados, consiste en la conservación, a través de las generaciones, de las diferencias y variaciones que son individualmente favorables y, como consecuencia de ello, la destrucción o eliminación de las que son perjudiciales, es decir, los individuos de una especie conservan las variaciones que les aportan beneficios, pero no así las variaciones que les son perjudiciales, inútiles o que no les aportan nada, que quedarían abandonadas y no se transmitirían a generaciones futuras.

Evolución: para Darwin, este término está íntimamente ligado a la selección natural. Se trata de un proceso gradual, que se desarrolla a través de las generaciones, por el que los individuos de una especie que han experimentado determinadas variaciones favorables para la supervivencia, tienden a sobrevivir, mientras que los que están menos preparados, porque no han experimentado esas variaciones favorables, terminan por desaparecer. La evolución, en consecuencia, es un proceso de selección natural en el que los individuos menos adaptados a las condiciones del medio desaparecen, mientras que los mejor adaptados sobreviven.

Lucha por la existencia: se trata también de un término íntimamente ligado a la selección natural. Para Darwin, la tendencia de las especies es a sobrevivir, a luchar por su existencia. Esta tendencia produce que siempre se produzcan más individuos de los que pueden sobrevivir en un determinado hábitat, lo que conduce a esa lucha por la existencia, lucha contra el medio, contra el clima, contra otras especies, o incluso contra miembros de la misma especie. Esta lucha por la existencia es, por lo tanto, una necesitad vital y será decisiva en la evolución, ya que, como se ha dicho antes, los individuos mejor adaptados de cada especies serán los que sobrevivan y sus variaciones serán heredadas por los individuos de las siguientes generaciones.

CONCLUSIÓN.

“El origen de las especies por medio de la selección natural” es, realmente, un texto argumentativo en el que Darwin defiende de forma razonada su opinión, basada en la observación, la experimentación y la investigación que realizó, principalmente, a bordo del Beagle. Darwin reconoce en el último capítulo del libro que “pueden hacerse muchas y graves objeciones a la teoría de la descendencia con modificación, mediante variación y selección natural”.

Sin embargo, en mi opinión, se trata de un trabajo tan minucioso como científico porque Darwin utiliza en la elaboración de su teoría los pasos propios del método científico (observación, inducción, hipótesis, demostración o refutación de la misma y, finalmente, la tesis, es decir, la teoría científica). Por lo tanto, aunque el resultado de sus trabajos iba siempre en la misma dirección, Darwin no pudo asegurar la certeza irrefutable de su teoría de la selección natural; es evidente, que no poseía los instrumentos ni los conocimientos de realidades anteriores que tenemos ahora.

Darwin es consciente de que todavía hay mucha camino que recorrer: “Cuando podamos estar seguros de que todos los individuos de una misma especie y todas las especies muy afines de la mayor parte de los géneros han descendido, en un periodo no muy remoto, de un antepasado, y han emigrado desde un solo lugar de origen…”, pero ha preparado el camino por donde iría a partir de ese momento la ciencia natural.

Esta frase resume bien su teoría: “No es la más fuerte de las especies la que sobrevive y tampoco la más inteligente. Sobrevive aquella que más se adapta al cambio”.

Bibliografía


Darwin, Charles Robert. «El origen de las especies.» En El origen de las especies, de Charles Robert Darwin, 99-137 y 599-632. Madrid: Espasa-Calpe, 2010.


No hay comentarios:

Publicar un comentario