viernes, 2 de febrero de 2018

SOBRE LA FUNDAMENTACIÓN DE LA CIENCIA EN HUSSERL


Antes de comenzar, cabe reseñar que, aunque al principio Husserl estaba influido por el psicologismo, defendido entre otros por su maestro Brentano y Stuart Mill, pronto lo abandonó. El psicologismo consistía en pensar los actos mentales como subjetivos y empíricos, lo que suponía dejar fuera la existencia de una verdad objetiva y, por tanto, el conocimiento de la misma.



Para Husserl la lógica objetiva dependía de las condiciones a priori del pensamiento y de los juicios, es decir, no dependía de la experiencia. Husserl pensaba que el psicologismo confundía las leyes lógico-matemáticas con su propio contenido; sin embargo, estas ciencias son teóricas y las leyes no son sino sus derivadas.

Como consecuencia, según Husserl la psicología no puede ser superior a la lógica, ya que no puede proporcionar los fundamentos a priori de todo juicio posible.

El razonamiento de una verdad objetiva, válida al margen de las observaciones empíricas, supone el inicio de la fenomenología, que Husserl convertiría en el método más adecuado para hacer de la filosofía una ciencia más “científica” y rigurosa.

La fenomenología explicaría los posibles modos en que un contenido ideal podría corresponderse con la experiencia que lo validaría como tal. Por lo tanto, una fenomenología de la percepción estudiaría las condiciones posibles en las que podría darse el conocimiento sensible; y una fenomenología de la acción estudiaría los modos en los que se podría validar la moralidad de una determinada acción. El  estudio de los distintos modos a priori en los que se nos pueden dar a conocer los objetos debe corresponderse con la existencia de dichos objetos al margen de la experiencia; así, el estudio de un juicio moral no vale únicamente para una acción determinada, sino que debe servir para cualquier juicio moral posible que tenga su misma forma.

Por lo tanto, el conocimiento que se alcanza del juicio moral no es empírico, objetivo ni experimental, sino subjetivo y trascendental: el estudio fenomenológico de Husserl debe alcanzar la forma posible, es decir, la esencia, más allá de su manifestación empírica concreta. Lógicamente, para conocer una esencia debemos tener un conocimiento universal de ella, un conocimiento tal que nos permita distinguir sus características propias, en esencia, de una manifestación concreta de su forma general.

Otro concepto clave en Husserl es la intencionalidad, que es la propiedad básica de la conciencia, es decir, todo acto de conciencia tiene un contenido y, por lo tanto, no existe ningún acto mental sin contenido. La intencionalidad es lo que permite a Husserl romper con el psicologismo, porque ese contenido intencional se corresponde, como es lógico, con un acto mental: “El juicio, la valoración, la pretensión, no son experiencias vacías que la conciencia tiene, sino experiencias compuestas de una corriente intencional”.

Como en Kant, en Husserl estos contenidos intencionales son objeto de la lógica pura, que estudia los contenidos que tienen un sentido y cómo éstos pueden articularse.

Mi posición sobre este particular, como buen humanista, es que la ciencia, y en particular la filosofía, deben buscar un fundamento trascendental a priori, es decir, un fundamento sobre el que se puedan explicar las existencias particulares desde un discurso lógico a priori que permita, prescindiendo de lo particular, establecer criterios generales que puedan explicar todos los fenómenos particulares que tienen una misma forma. En este sentido, entiendo que los sistemas lógico-formales, por ser universales, deben servir para explicar tanto los fenómenos generales como los particulares.

La reducción a la esencia, que Husserl utilizó como objetivo de su fenomenología,  significa, al fin y al cabo, desnudar lo universal quitándole los ropajes particulares y, desde ese universal, ahora despojado de lo particular, se deben establecer los criterios generales que fundamenten y expliquen los fenómenos y las existencias particulares.

Estamos, por lo tanto, ante dos métodos de conocer diferentes. Por un lado, el conocimiento a priori, que es el método propio de la filosofía, que busca conocer los fundamentos trascendentales para explicar las existencias particulares y, por otro lado, el conocimiento a posteriori, que es el método propio de las ciencias, que busca conocer las existencias particulares a partir de la observación empírica, de la experiencia, de la observación, para explicar también las existencias particulares.

Hay que tener en cuenta que en la fenomenología de Husserl, los fenómenos necesitan ser liberados, desnudados o purificados mediante la reducción hasta llegar a su esencia última y, de esta forma, dichos fenómenos pueden ser conocidos por nuestra conciencia trascendental: “El mundo nace en nosotros, como Descartes hizo reconocer, y dentro de nosotros adquiere su influencia habitual”.

En realidad, el mundo de Husserl no era tan diferente del nuestro o, al menos, según sus propias palabras, estaba tan necesitado de ciencia filosófica como el nuestro y, como nosotros, anhelaba una sociedad más idealista y menos positivista: "Pienso que nuestra época es grande por su vocación. Sólo adolece del escepticismo que destruyó los viejos discutidos ideales. Y por eso sufre por la falta de desarrollo y escasa fuerza de una filosofía poco avanzada e insuficientemente científica como para poder superar el negativismo escéptico -que se llama a sí mismo 'positivismo'- mediante el verdadero positivismo. Nuestra época solo quiere creer en 'realidades'. Su más fuerte tarea es la ciencia; por ello, la ciencia filosófica es lo que más necesita nuestra época.



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