COMENTARIO DEL TEXTO “HISTORIA DE UN ERROR”, INCLUIDO EN “EL
CREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS”, DE NIETZSCHE.
El
libro” El crepúsculo de los ídolos”, como su propio nombre indica, es una
crítica de Nietzsche a la historia de la filosofía. El crepúsculo es, como su
propio nombre indica, el ocaso o la decadencia de todo en lo hasta ahora
habíamos creído.
En el texto “Historia de un error”, que vamos a comentar, Nietzsche nos muestra el error en el que, a su entender, se ha basado la filosofía occidental a lo largo de la historia y cómo éste ha ido evolucionando para, a continuación, darnos las soluciones para acabar con este error que se ha prolongado, según él, durante demasiado tiempo.
En el texto “Historia de un error”, que vamos a comentar, Nietzsche nos muestra el error en el que, a su entender, se ha basado la filosofía occidental a lo largo de la historia y cómo éste ha ido evolucionando para, a continuación, darnos las soluciones para acabar con este error que se ha prolongado, según él, durante demasiado tiempo.
El
autor divide el texto en seis etapas. En las cuatro primeras el error se va
configurando y, finalmente, en las dos últimas se comienza a vislumbrar la
solución.
La primera etapa: “El mundo verdadero, asequible al sabio, al
piadoso, al virtuoso: él vive en ese mundo, es ese mundo”, supone el
nacimiento del error, el platonismo. La división socrática y después platónica
de la realidad en dos mundos, el sensible y el inteligible, tan bien descrito
por Platón en el mito de la caverna es, en opinión de Nietzsche, el gran error
de la historia de la filosofía occidental. Para él, el mundo inteligible, el
mundo verdadero que sólo es accesible para los sabios, para los filósofos, es en
realidad un mundo perfecto, pero ficticio, creado por el ser humano en
contraposición con el mundo sensible, el mundo de los problemas, de las
guerras, de la envidia, del egoísmo,…, en definitiva, el mundo real; se trata,
por lo tanto, de un mundo ideal que el ser humano necesita para tener una
esperanza y una válvula de escape que le sirva para huir de la propia realidad,
siempre imperfecta y casi siempre sin sentido, de este mundo mortal. Para
Nietzsche ese mundo de las ideas no existe, es la nada, sólo existe el mundo
sensible, que es el mundo de la realidad, tal y como lo conocemos.
La segunda etapa: “El mundo verdadero, inasequible por ahora,
pero prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso («al pecador que hace
penitencia»)”, supone la fusión del platonismo con la religión, el
cristianismo. Esta fusión produce que la razón se debilite en beneficio de la
fe, que desplaza a la razón y que pasa a ser la base del conocimiento. Por lo
tanto, según Nietzsche, el mundo inteligible, el mundo de las ideas, el mundo
perfecto,…, pasa a ser una promesa que sólo es accesible para los virtuosos,
para los pecadores que hacen penitencia, es decir, para los cristianos.
La tercera etapa: “El mundo verdadero, inasequible,
indemostrable, imprometible, pero ya en cuanto pensado, un consuelo, una
obligación, un imperativo”, supone la llegada de la Ilustración, del
pensamiento kantiano. Kant demuestra la existencia de un único mundo, el mundo
sensible, la Naturaleza. Sin embargo, el mundo de las Ideas, el mundo
inteligible, el mundo verdadero,…, continúa vigente en la razón práctica de
Kant, en su imperativo moral. Se trata, por lo tanto, según dice Nietzsche del “viejo
sol”, pero ahora difícil de demostrar, visto a través de la niebla, es decir, del
escepticismo. Por lo tanto, el mundo verdadero, el mundo de las Ideas, ha
pasado de ser objeto directo del conocimiento (con Platón), a ser una promesa
(con el cristianismo) y finalmente, con la Ilustración ha terminado por
sostenerse únicamente como imperativo mediante la razón práctica, la moral.
La cuarta etapa: “El mundo verdadero: ¿inasequible? En todo
caso, inalcanzado. Y en cuanto inalcanzado, también desconocido. Por
consiguiente, tampoco consolador, redentor, obligante: ¿a qué podría obligarnos
algo desconocido?”, supone la llegada de la ciencia, del positivismo. Tomando
como punto de partida el conocimiento de Kant, cuyo límite se encuentra en la
experiencia sensible, el positivismo relega la razón práctica, la moral,
atribuyéndola a simples prejuicios teológicos. Por lo tanto, el mundo
verdadero, el mundo de las Ideas, el mundo perfecto de Platón es incognoscible,
es decir, no se puede conocer. Para el positivismo, sólo la ciencia y los
sentidos son fuente de conocimiento. Como dice Nietzsche, metafóricamente, nos
encontramos en “una mañana gris, el primer bostezo de la razón”.
La quinta etapa: “El «mundo verdadero»: una Idea
que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga; una Idea que se ha vuelto
inútil, superflua, por consiguiente una Idea refutada:
¡eliminémosla!”, supone la llegada del nihilismo, en la que aparecen las
ideas de Nietzsche. El mundo verdadero, el mundo de las Ideas, ya no tiene
sentido, no se ha demostrado científicamente o mediante la experiencia sensible
su existencia y tampoco tiene ya sentido la obligación de su existencia. Solo
existe un mundo, el mundo sensible, el mundo que podemos conocer mediante los
sentidos. Por lo tanto, el mundo verdadero ya no tiene ningún sentido, se puede
eliminar. Como también dice Nietzsche, metafóricamente, ahora nos encontramos
en “un día claro”, a primera hora de la mañana, las sombras empiezan a
desaparecer y la luz se cierne sobre el mundo, la verdad se hace presente a la
luz. El mundo de las Ideas de Platón, el mundo verdadero, ha quedado atrás, es
el momento del racionalismo, de la luz y de los espíritus libres, de los
ilustrados (Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Locke,…).
La sexta etapa: “Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué
mundo ha quedado?, ¿acaso el aparente? ¡No, al eliminar el mundo verdadero
hemos eliminado también el aparente!”, supone la llegada de Zaratustra. Una
vez que se ha eliminado el mundo verdadero, también se ha eliminado el mundo
aparente, el mundo de las Ideas ya no existe, pero tampoco el mundo aparente.
Es el momento del nihilismo y la desesperanza y en el hombre surgen las dudas
sobre la verdadera realidad: ¿qué es la verdad?, ¿solo existen las
apariencias?,…
Y para liberarnos de estas dudas metafísicas llega
Zaratustra, la doctrina de Nietzsche del superhombre, un hombre nuevo y
renovado, y del eterno retorno. Todo es
absoluto, no existen dos mundos, el verdadero y el aparente, ya ni tan siquiera
existe el aparente, ya que éste tenía su razón de ser en aquel. Sólo existe lo
absoluto, lo que podemos conocer mediante la experiencia sensible. El tiempo
del error ha terminado, es el tiempo de la verdad en la historia de la
filosofía. Como dice Nietzsche, utilizando la misma metáfora, nos encontramos
en el “mediodía, el instante de la sombra más corta”, la luz lo ilumina todo,
no hay espacio para las sombras ni para los engaños, sólo hay lugar para la
verdad. Es el tiempo de la razón, el
tiempo de la humanidad.
Como conclusión, como se puede apreciar, el texto “Historia
de un error” es una crítica ácida de Nietzsche contra la filosofía occidental,
porque tiene sus orígenes en la metafísica platónica, que divide la realidad en
dos partes, el mundo sensible (el de los sentidos) y el mundo inteligible (el
de las Ideas).
Para Nietzsche el error de la filosofía occidental está
precisamente en dar por cierto un argumento erróneo, que posteriormente ha ido
evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos y a los nuevos pensamientos,
pero sin prescindir en ningún momento de esta errónea, según Nietzsche, base
platónica.
El nacimiento de esta teoría platónica tiene sus orígenes en
la necesidad del ser humano de tener una
esperanza en la existencia de un mundo mejor que el actual, un mundo verdadero,
un mundo perfecto, es decir, el mundo de las Ideas, en contraposición con el
imperfecto mundo y la imperfecta sociedad en los que vivimos.
Como se ha visto, según Nietzsche, la historia de este
error, pasa por varias etapas (platónica, cristiana, Ilustración y
positivista), en las que el error va evolucionando, pero continúa siendo un
error que se prolonga, como él mismo dice, durante demasiado tiempo.
Sin embargo, en las dos últimas etapas, con la llegada del
nihilismo y de Zaratustra, la humanidad deja atrás la dualidad platónica y
recupera la verdad, deja atrás las sombras y la ignorancia, para salir a la luz
del mediodía, cuando la luz lo ilumina todo, y ver la verdad tal como es,
desnuda, despojada de prejuicios, es decir, la verdad absoluta.
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Muy interesante y perfectamente explicado. Gracias.
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