INTRODUCCIÓN.
Antes
de comenzar esta exposición es relevante señalar que Charles Robert Darwin (1809-1882),
es un naturalista británico que sentía pasión por las ciencias naturales. El 27
de diciembre de 1831, Darwin se embarcó en el Beagle y comenzó un viaje
alrededor del mundo que sería extremadamente provechoso y serviría de base para
sus teorías. En el transcurso del viaje, Darwin recogió y observó una gran variedad
de especímenes naturales, incluyendo aves, plantas y fósiles. A través de la observación,
la investigación y la experimentación, pudo estudiar de cerca los principios de
la botánica, la geología y la zoología. A su regreso a Inglaterra en 1836, Darwin
comenzó a escribir sus descubrimientos en una revista de investigaciones, el
viaje tuvo una gran influencia en su visión de la historia natural. Darwin,
notando las similitudes entre las especies que había visto, junto con las
variaciones en lugares específicos, pudo comprobar que éstas habían
evolucionado gradualmente a partir de ancestros comunes. Darwin concluyó que las
especies sobreviven a través de un proceso llamado “selección natural”, en el
que las que se adaptan a su entorno para satisfacer las necesidades cambiantes
de su hábitat natural sobreviven, mientras que las que no pueden adaptarse, desarrollarse
y reproducirse, mueren. En 1858, tras años de investigación científica, Darwin
presentó su teoría de la evolución en una reunión de la Linnean Society.
Finalmente, el 24 de noviembre de 1859, publicó una explicación detallada de su
teoría en su obra más conocida, “El origen de las especies por medio de la
selección natural”.
ANÁLISIS DE LOS TÉRMINOS CLAVE DEL TEXTO Y
CLASIFICACIÓN.
Antes
de comenzar con el análisis de los términos, es conveniente aclarar que Darwin
pensaba que “las especies no son
inmutables y que las que pertenecen a lo que se llama el mismo género son
descendientes directos de alguna otra especie, generalmente extinguida, de la
misma manera que las variedades reconocidas de una especie son los
descendientes de ésta”, es decir, para Darwin las especies sufren cambios a
lo largo de las generaciones. Estos cambios pueden mejorar a la propia especie,
como es el caso de lo que llama variedades, y permanecer y asentarse en las
siguientes generaciones, y en otros casos estos cambios pueden perjudicar a la
especie o, simplemente, son inútiles o no les aportan ningún beneficio ni
mejora, como es el caso de las monstruosidades. Además, Darwin estaba
convencido de que la selección natural es el medio más importante de
modificaciones en las especies, pero no el único.
Variación: tras
las observaciones realizadas, Darwin llega a la conclusión de que existen
variaciones que afectan a los individuos de cada especie, que ocurren con mayor
frecuencia en las especies domésticas que en las especies salvajes y en las
especies que están distribuidas en zonas geográficas más amplias que en las que
habitan en zonas geográficas más reducidas, lo que le lleva a concluir que el
medio natural donde vive una especie tiene una incidencia decisiva en las
variaciones que desarrollan a lo largo de las generaciones los individuos de dicha
especie. Este es el motivo por el cual individuos de una misma especie desarrollan
variaciones diferentes cuando viven durante generaciones en hábitats
diferentes. Estas variaciones, que suponen mejoras en los individuos que los
ayudan a adaptarse mejor al medio, sobrevivirán en generaciones posteriores
hasta convertirse en difíciles de separar de la especie, por lo que en
ocasiones es difícil identificar en una especie actual cuáles son sus rasgos
propios y cuáles de esos rasgos son variaciones que ha experimentado.
Monstruosidad: para
Darwin, la monstruosidad es un tipo de variación o anomalía que suele ser perjudicial o inútil para la
especie. Se trata de una variación que no aporta ninguna mejora al individuo, por lo que su no utilización
conllevará su desaparición. Por lo
tanto, la monstruosidad, al contrario que la variación, no sobrevive a varias
generaciones, y termina por desaparecer.
Selección natural: para
Darwin, la selección natural o, como también la denomina, la supervivencia de
los más adecuados, consiste en la conservación, a través de las generaciones, de
las diferencias y variaciones que son individualmente favorables y, como
consecuencia de ello, la destrucción o eliminación de las que son
perjudiciales, es decir, los individuos de una especie conservan las
variaciones que les aportan beneficios, pero no así las variaciones que les son
perjudiciales, inútiles o que no les aportan nada, que quedarían abandonadas y
no se transmitirían a generaciones futuras.
Evolución: para
Darwin, este término está íntimamente ligado a la selección natural. Se trata
de un proceso gradual, que se desarrolla a través de las generaciones, por el
que los individuos de una especie que han experimentado determinadas
variaciones favorables para la supervivencia, tienden a sobrevivir, mientras que
los que están menos preparados, porque no han experimentado esas variaciones
favorables, terminan por desaparecer. La evolución, en consecuencia, es un
proceso de selección natural en el que los individuos menos adaptados a las
condiciones del medio desaparecen, mientras que los mejor adaptados sobreviven.
Lucha por la existencia: se
trata también de un término íntimamente ligado a la selección natural. Para
Darwin, la tendencia de las especies es a sobrevivir, a luchar por su
existencia. Esta tendencia produce que siempre se produzcan más individuos de
los que pueden sobrevivir en un determinado hábitat, lo que conduce a esa lucha
por la existencia, lucha contra el medio, contra el clima, contra otras
especies, o incluso contra miembros de la misma especie. Esta lucha por la
existencia es, por lo tanto, una necesitad vital y será decisiva en la
evolución, ya que, como se ha dicho antes, los individuos mejor adaptados de
cada especies serán los que sobrevivan y sus variaciones serán heredadas por los
individuos de las siguientes generaciones.
CONCLUSIÓN.
“El
origen de las especies por medio de la selección natural” es, realmente, un
texto argumentativo en el que Darwin defiende de forma razonada su opinión,
basada en la observación, la experimentación y la investigación que realizó,
principalmente, a bordo del Beagle. Darwin reconoce en el último capítulo del
libro que “pueden hacerse muchas y graves
objeciones a la teoría de la descendencia con modificación, mediante variación
y selección natural”.
Sin
embargo, en mi opinión, se trata de un trabajo tan minucioso como científico
porque Darwin utiliza en la elaboración de su teoría los pasos propios del
método científico (observación, inducción, hipótesis, demostración o refutación
de la misma y, finalmente, la tesis, es decir, la teoría científica). Por lo
tanto, aunque el resultado de sus trabajos iba siempre en la misma dirección,
Darwin no pudo asegurar la certeza irrefutable de su teoría de la selección
natural; es evidente, que no poseía los instrumentos ni los conocimientos de
realidades anteriores que tenemos ahora.
Darwin
es consciente de que todavía hay mucha camino que recorrer: “Cuando podamos estar seguros de que todos
los individuos de una misma especie y todas las especies muy afines de la mayor
parte de los géneros han descendido, en un periodo no muy remoto, de un
antepasado, y han emigrado desde un solo lugar de origen…”, pero ha
preparado el camino por donde iría a partir de ese momento la ciencia natural.
Esta
frase resume bien su teoría: “No es la
más fuerte de las especies la que sobrevive y tampoco la más inteligente.
Sobrevive aquella que más se adapta al cambio”.
Bibliografía
Darwin, Charles Robert. «El origen de las especies.»
En El origen de las especies, de Charles Robert Darwin, 99-137 y
599-632. Madrid: Espasa-Calpe, 2010.