INTRODUCCION: RESUMEN DEL TEXTO E IDEAS FUNDAMENTALES.
Del libro primero: Rousseau comienza este primer libro afirmando que “el hombre ha nacido libre”, pero este derecho no viene de la naturaleza, sino que se funda en convenciones. Continúa diciendo que “la sociedad más antigua de todas, y la única natural, es la familia”, y cuando los hijos son libres para dejarla y no la dejan, esta unión se mantiene por convención; se trata del primer modelo de sociedad política. Dice Rousseau que “el más fuerte nunca lo es bastante para dominar siempre, si no transforma su fuerza en derecho y la obediencia en deber”; la fuerza no constituye derecho, por lo que la obediencia a los poderes públicos también se debe a una convención. Y si todos nacemos libres y la fuerza no constituye derecho, esto significa que la autoridad de unos hombres sobre otros también se debe a una convención. Para Rousseau, no cabe la esclavitud, ya que nadie puede renunciar a su libertad: “despojarse de la libertad equivale a despojarse del ser moral”. La esclavitud, además, no puede fundarse en unos pretendidos derechos de guerra o de conquista, que no tienen su fundamento en una convención, sino en el derecho del más fuerte. Para Rousseau siempre debe existir una convención primera, adoptada por unanimidad, que establezca a la minoría la obligación de obedecer a la mayoría. Rousseau afirma que es necesario “encontrar una forma de asociación capaz de defender y proteger con toda la fuerza común la persona y los bienes de cada uno de los asociados, pero de modo que cada uno de éstos, uniéndose a todos, sólo obedezca a sí mismo, y quede tan libre como antes”, es decir, un sistema en el que todos defiendan el interés general, sin que la persona pierda su libertad individual. La solución se encuentra en el contrato social: “Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general”. Este cuerpo político o soberano, formado por los particulares, no puede tener ningún interés contrario a éstos, pero sí al contrario, ya que los particulares pueden tener intereses contrarios a la voluntad general. En este caso, el pacto social incluye el compromiso de que “al que rehúse obedecer a la voluntad general, se le obligará a ello por todo el cuerpo”. En este paso del estado de naturaleza al estado civil, el hombre sustituye la justicia por el instinto, el deber por el impulso físico y el derecho por el apetito. Rousseau distingue entre libertad natural, cuyo límite es la voluntad del individuo; libertad civil, cuyo límite es la voluntad general; y libertad moral, que es la que hace al hombre verdaderamente libre.
Del
libro segundo: Rousseau comienza este segundo libro afirmando
que “sólo la voluntad general puede
dirigir las fuerzas del Estado según el fin de su institución, que es el bien
común”. La sociedad debe gobernarse conforme a este interés común. La
voluntad particular se inclina por su naturaleza a los privilegios, y la
voluntad general a la igualdad. La voluntad general o soberanía, al contrario
que el poder, no puede enajenarse, ni transmitirse, ni dividirse. Para
Rousseau, “la voluntad general siempre es
recta y siempre se dirige a la utilidad pública”, sin embargo, la voluntad
de todos, que es la suma de las voluntades particulares, mira al interés
privado; en este aspecto, Rousseau alerta de la formación de asociaciones
parciales a expensas de la grande, con el peligro de que la voluntad de cada asociación
se haga general con respecto a sus miembros, y particular con respecto al
Estado, ya que cuando una de estas asociaciones es demasiado grande, desaparece
la voluntad general y aparece la voluntad particular. Por ello, es
conveniente que no haya ninguna sociedad
parcial en el Estado. Rousseau dirá que “el
pacto social establece entre los ciudadanos tal igualdad, que todos se obligan
bajo unas mismas condiciones y deben disfrutar de unos mismos derechos”. El
poder soberano no traspasa los límites de las convenciones generales, y todo
hombre puede disponer libremente de los bienes y la libertad que las
convenciones le dejan. Las leyes son actos de voluntad general y las
condiciones de la asociación civil y es el pueblo, que está sometido a las
leyes, quien debe ser su autor. Rousseau advierte que “la voluntad general siempre es recta, pero el juicio que la guía no
siempre es ilustrado”, por ello es necesario que los particulares sean
educados para que aprendan a conformar su voluntad con la razón y para que
aprendan a conocer lo que quieren. Rousseau da una gran importancia al
legislador: “el legislador es, bajo
cualquier concepto, un hombre extraordinario en el Estado”; en este punto,
argumenta que las leyes no pueden ser elaboradas por el que manda, sino por el
legislador, para evitar que las leyes sirvan para perpetuar sus injusticias. El
que redacta las leyes no debe tener ningún poder legislativo, ya que este
derecho corresponde únicamente a la voluntad general. Estas leyes deben
redactarse examinando previamente al pueblo para el que se destinan, con el fin
de asegurarse de que el pueblo está preparado para soportarlas. El objetivo de
todo sistema de legislación debe ser la consecución de la libertad y la
igualdad, la primera porque es inherente al ser humano, la segunda porque sin
ella no puede existir la libertad. En relación con la igualdad, no se trata de
que los grados de poder y de riqueza sean los mismos, sino que el poder se
ejerza en virtud de las leyes y que ningún ciudadano pueda comprar a otro, ni
que otro se vea obligado a venderse.
DESARROLLO: CUESTIONES PLANTEADAS.
o
¿En qué consiste para Rousseau el Contrato
Social? ¿Cómo lo justifica?
Para
Rousseau el contrato social es un pacto o convención, actualmente constitución,
por el que los ciudadanos se obligan a respetar los acuerdos de la mayoría en
beneficio del interés general, sin perder éstos su libertad individual, e independientemente
de que sus intereses particulares coincidan o no con los generales. Para llegar
a este modelo de sociedad, Rousseau hallará la solución en el contrato social
y, por eso, dirá: “Cada uno de nosotros
pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la
voluntad general”.
o
¿Qué concepto posee Rousseau de la
libertad? ¿Cómo se relaciona con la Voluntad general?
Para
Rousseau en el estado de naturaleza las personas nacen libres, pero la sociedad
actual, la que él conoce, las ha corrompido y las ha hecho esclavas. Además,
los hombres se ven forzados a obedecer normas que ellos no han autorizado en
ningún momento, sino que provienen de un poder antinatural y son impuestas por
la fuerza del soberano. Para Rousseau, la libertad es una característica
propiamente humana y ninguna persona
puede renunciar a ella y, por eso, dirá: “despojarse
de la libertad equivale a despojarse del ser moral”. Rousseau identifica la
voluntad general con el cuerpo y a los ciudadanos con sus partes y, aunque en
ocasiones las partes pueden tener intereses contrarios al cuerpo, éste nunca tiene
intereses contrarios a los de las partes que lo forman. La voluntad general,
representada en el contrato social, es la suma de las voluntades o intereses de
todos los ciudadanos y sólo ella puede dirigir al Estado a un buen fin: “sólo la voluntad general puede dirigir las
fuerzas del Estado según el fin de su institución, que es el bien común”.
o
¿En qué se diferencia la concepción
rousseauniana de la sociedad de la vigente en el Antiguo Régimen? ¿Por qué
puede decirse que la de Rousseau es una concepción burguesa de la sociedad?
La sociedad
en el Antiguo Régimen es una sociedad muy desigual, en la que existen grandes
diferencias entre los estamentos. Por el contrario, Rousseau propugna una
sociedad de iguales en derechos de participación, aunque realmente las
diferencias por razones económicas y sociales sigan existiendo como en el
Antiguo Régimen. Por otra parte, la burguesía le sirve a Rousseau de referente
para su crítica sobre sus defectos, su superficialidad y su falta de búsqueda
de la virtud. Sin embargo, a pesar de sus críticas, es la burguesía la que debe
poner en marcha esa sociedad virtuosa y libre que imagina, posiblemente tras un
proceso educativo por el que aprenda a conformar su voluntad y a conocer lo que
quiere, con el fin de que el juicio que la guíe sea ilustrado: “la voluntad general siempre es recta, pero
el juicio que la guía no siempre es ilustrado”.
o
¿En qué se diferencia de la de otros
autores burgueses e ilustrados? ¿Por qué Rousseau es considerado un pensador sui generis o singular dentro de ese
conjunto?
Aunque
Rousseau fue uno de los grandes representantes de la Ilustración, al contrario
que el resto de los ilustrados, rechaza la idea de progreso que conduce a la
propiedad privada y, de esta forma, a la corrupción y a la desigualdad de la
sociedad, y, además, reivindica el sentimiento del ser humano por encima de la
razón, anticipándose así al romanticismo. De esta forma, se aleja de sus
contemporáneos ilustrados, como Montesquieu o Voltaire, que eran fieles
seguidores del progreso de las sociedades.
o
¿Por qué y en quiénes fundamentalmente
tiene una influencia posterior decisiva?
La influencia de las ideas
políticas de Rousseau en el pensamiento posterior es indudable, pero
principalmente su influencia se refleja en dos grandes revoluciones y
constituciones de finales del siglo XVIII, como son la americana y la francesa,
que tendrán una influencia decisiva en las constituciones de la mayoría de las
democracias y constituciones contemporáneas, como es el caso de la Constitución
de Cádiz de 1812. Sus ideas políticas y sociales influyeron en filósofos como
Kant, Schiller o Hegel. Los motivos de la influencia de las ideas de Rousseau hay
que buscarlos, posiblemente, en que es capaz de expresar de forma clara un
pensamiento que sería revolucionario y cuya influencia llega hasta nuestros
días. Cuestiones como la idea de contrato social, convención o constitución,
que representa los ideales y la voluntad general de todo un Estado eran
impensables antes de Rousseau. Pero las ideas de Rousseau, además de
revolucionarias, eran necesarias, porque la nueva sociedad, que salía de un
Antiguo Régimen, ya en decadencia, necesitaba de estos ideales para avanzar en
una nueva forma de relacionarse con sus semejantes y gobernantes, cuyas
premisas serían la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos, desde la
consideración de que “la
voluntad general siempre es recta y siempre se dirige a la utilidad pública”.
Bibliografía
Rousseau, J.J. Discurso sobre el origen y los
fundamentos de la desigualdad entre los hombres. Madrid: Alianza Editorial,
2012.
Rousseau, J.J. Discurso sobre las ciencias y las artes. Madrid: Alianza Editorial, 2012.
Rousseau, J.J. El contrato social o los principios
del derecho político. Madrid: Aldevara Editorial, 2010.
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