viernes, 1 de diciembre de 2017

EL IDEARIO POLÍTICO-SOCIAL DE LOS CAUDILLOS LATINOAMERICANOS

INTRODUCCION: CONTEXTO GENERAL DE LA EMANCIPACIÓN.



El contexto general en el que se produjo la emancipación de los territorios iberoamericanos respondió a una serie de circunstancias diversas, entre las que cabe destacar la invasión napoleónica de la Península Ibérica en 1808, hecho que generó un vacío de poder en las metrópolis que tuvo que ser suplido en los territorios iberoamericanos y que fue el detonante de los procesos de emancipación.

Sin embargo, hubo otras circunstancias, anteriores a la invasión napoleónica, que influyeron en la emancipación y posterior independencia de estos territorios, en concreto, la declaración de independencia de Estados Unidos (1776), la revolución francesa (1789), la independencia de Haití (1804) y las reformas administrativas y económicas llevadas a cabo por las metrópolis a mediados del siglo XVIII, que favorecieron el distanciamiento de las oligarquías criollas con respecto a las metrópolis. Estas reformas liberalizadoras del comercio estaban encaminadas a impulsar la economía peninsular y consiguieron reactivar el comercio, pero a partir de la invasión napoleónica la península no era capaz de absorber la producción indiana y, por otra parte, su escaso desarrollo industrial no le permitía abastecer al mercado indiano, lo que afectaba negativamente a la economía de los territorios iberoamericanos, que comenzaron a considerar como perjudicial la política económica de las metrópolis. En este mismo sentido, la política agraria de la Corona también deterioró las relaciones con las élites criollas, especialmente a partir de la Real Instrucción de 1754, que protegía la propiedad de los indios y, por lo tanto, restaba mano de obra semiesclava a los terratenientes criollos. La liberalización del comercio a partir de 1778 tuvo como efecto el favorecimiento de los puertos catalanes en detrimento de los indianos, lo que perjudicó, entre otras, a la industria textil mexicana. El crecimiento de las ciudades a raíz de la liberalización comercial incrementó la demanda agrícola y, con ello, el aumento de la población esclava y la explotación de mano de obra indígena, lo que provocó levantamientos de negros y pardos.

Además, la derrota de Trafalgar (1805) dificultó seriamente las comunicaciones y, por tanto, el comercio, entre la península y los territorios ultramarinos.

Finalmente, las leyes recogidas en la Constitución de 1812, que abolían los tributos indígenas y los privilegios jurisdiccionales fueron mal recibidas por las élites criollas.

La sociedad estaba compartimentada entre grupos de indios, mestizos, criollos y españoles de la península, cada uno de ellos con una posición económica diferenciada.

Este contexto favoreció, en primer lugar, un proceso de emancipación de los territorios iberoamericanos, que se desarrolló desde 1809 hasta la derrota de Napoleón en 1815 y, a continuación, a partir de 1817, un proceso de independencia de estos territorios con respecto a las metrópolis, que se caracterizó por la vía revolucionaria y la guerra, y que terminó con la independencia de Iberoamérica en 1825, salvo Cuba y Puerto Rico.

Estos movimientos emancipadores y, más tarde, independentistas, no fueron homogéneos, sino que hubo grandes diferencias entre ellos.

La emancipación comienza a partir de la invasión napoleónica de la península, creándose, al igual que en España, juntas locales para asumir el control en nombre del monarca español Fernando VII. Sin embargo, la situación de colapso institucional que se vivió en España dejó a los americanos en una situación de “extraña orfandad” que, poco más tarde, provocaría los procesos independentistas.

Los primeros procesos secesionistas nacieron en Buenos Aires, Venezuela y Nueva España, por distintos motivos, siendo sofocados estos movimientos a la vuelta al trono de Fernando VII, salvo en Buenos Aires. Pero la llegada del Trienio Liberal aceleró los procesos emancipadores, con el apoyo de Gran Bretaña y de Estados Unidos.

Los procesos independentistas ponen en marcha de verdaderas guerras contra la metrópoli, bajo el liderazgo de caudillos como Simón Bolívar y José San Martín.

Mientras tanto, en Nueva Granada los curas Hidalgo y Morelos dieron al proyecto independentista un contenido igualitario, religioso y nacionalista.

Mención aparte merece el caso de Brasil, país al que huyó la familia real portuguesa en 1807, y cuando el monarca Joao VI decide volver a Portugal en 1821 su hijo, Don Pedro, decide quedarse y proclama la independencia de forma totalmente pacífica.

Se podría decir que la independencia de los territorios iberoamericanos no fue resultado del malestar y la reacción anticolonial, sino la consecuencia del colapso que produjo en las metrópolis la invasión napoleónica. Este colapso propició un giro radical del proceso desde el autonomismo o autogobierno hasta la independencia.

Los movimientos independentistas que se desarrollaron no fueron indigenistas, sino que estaban dirigidos y promovidos por los criollos, descendientes de españoles, mientras que los indígenas continuaban confiando en la metrópoli. El motivo es que los criollos luchaban por hacerse con el poder en los nuevos estados, mientras que los indígenas, que no aspiraban al poder, veían que su estatus podría verse perjudicado.

DESARROLLO: ANÁLISIS DE LAS IDEAS DE SIGNIFICADOS CAUDILLOS.

En la emancipación y posterior independencia de los territorios iberoamericanos tuvieron una gran influencia las nuevas ideas ilustradas, así como el liberalismo. No obstante, en un principio sólo se aceptan los principios de la Ilustración en sus aspectos intelectuales, científicos y económicos, pero no los políticos, cuyas ideas son rechazadas. Hay que tener en cuenta que la Ilustración llega a Iberoamérica a través de España, por lo que estas ideas llegan, de alguna manera, filtradas. Más tarde, ideas como la soberanía popular y la democracia influirán decisivamente en la conciencia nacionalista de los territorios iberoamericanos.

Por otra parte, las ideas fisiócratas, que defendían la superioridad de la actividad agrícola sobre cualquier otra, tuvieron también una gran influencia sobre las élites criollas, ya que su economía estaba basada, principalmente, en la agricultura.

Entre los ideólogos de la independencia iberoamericana influidos por las ideas ilustradas, se podría citar a Francisco de Miranda, Simón Bolívar y Manuel Belgrano.

Cabe señalar, sin embargo, que los indígenas apenas intervinieron en el movimiento independentista, ya que no entendían el sentido del mismo, y cuando lo hicieron, como en el caso de Nueva España (México), lo hicieron en favor de la metrópoli.

Realmente, el movimiento revolucionario iberoamericano partió de las élites criollas, que vivían en las grandes ciudades que, influidas tanto por la Ilustración como por las obras del Padre Feijoo, adoptaron una postura reformista, contraria al conservadurismo de las Instituciones regidas por las minorías españolas.

Algunos de estos criollos, como es el caso de Belgrano, Miranda o Bolívar, viajaron a Europa y asimilaron las corrientes ideológicas revolucionarias, que contribuyeron a fomentar sus deseos de emancipación, y que difundirían más tarde por Iberoamérica.

La ideología de la revolución francesa llegó a Iberoamérica, principalmente, a través de libros y periódicos. Además, la independencia de Estados Unidos y también su organización política de carácter republicano federalista sirvieron de modelo a los ideólogos y caudillos de la independencia.

Sin embargo, como ya  se ha dicho, la crisis del régimen político en la metrópoli y, sobre todo, la invasión napoleónica de la península, tuvieron una repercusión inmediata en Iberoamérica, donde, al igual que en la metrópoli, se fundaron Juntas Locales que posteriormente serían utilizadas por los criollos para hacerse con el poder, destituyendo a las autoridades designadas por la metrópoli. Los dos grandes caudillos, artífices de la independencia iberoamericana, San Martín y Bolívar, eran criollos.

Aunque tanto San Martín como Bolívar empezaron su lucha como auténticos revolucionarios y republicanos, ambos la terminaron acercándose a la monarquía. En palabras de John Lynch: "San Martín y Bolívar pueden describirse como herederos del absolutismo ilustrado, ambos creían que la mejor forma de servir a la independencia era a través de gobiernos fuertes que impusieran el cambio social contra los intereses de los terratenientes,…, criticar a ambos por haber acabado sus vidas siendo absolutistas conservadores en vez de demócratas liberales es sacar las cosas de quicio. Tuvieron dudas legítimas sobre cuál era el nivel de libertad apropiado y hasta dónde los diferentes grupos opuestos podían actuar sin poner en peligro la propia existencia de los nuevos Estados. Respecto al ejercicio de un liderazgo desinteresado, sin esperanzas de obtener privilegios, ambos libertadores fueron modélicos".

En este sentido, Bolívar llegaría a decir: “No convengo en el sistema federal entre los populares y representativos, por ser demasiado perfecto y exigir virtudes y talentos políticos muy superiores a los nuestros; por igual razón rehúso la monarquía mixta de aristocracia y democracia…”.

Ciertamente, como ya se ha indicado, aunque las ideas revolucionarias, republicanas y liberales, la Ilustración y la Enciclopedia, tendrían una influencia decisiva en los comienzos de la emancipación de Iberoamérica, sin embargo, también hay que decir que el sistema político que conocían los criollos, auténticos iniciadores y artífices de la emancipación, era el monárquico absolutista, es decir, el Antiguo Régimen. Por otro lado, la mayoría indígena no comulgó desde el principio con las ideas revolucionarias y liberales que la minoría criolla quería poner en marcha. En estas circunstancias, no parece que la democracia y la soberanía popular fueran la mejor fórmula para que la minoría criolla liderase la independencia, por lo que terminó viendo más conveniente para sus propios intereses otros sistemas de gobierno más personalistas que, por cierto, continúan vigentes en la actualidad en algún que otro país iberoamericano. 

Bibliografía

Escribano Úbeda-Portugués, José. «Historia: Debates y tendencias.» 2012: 65-80.
Lario, Ángeles;. Historia contemporánea universal. Madrid: Alianza Editorial, 2010.
Tateiwa, Reiko. «El caudillismo y sus interpretacions: un análisis sobre un fenómeno común de la historia de América Latina en el siglo XIX.» En Cuadernos Canela,  Vol. VIII, 41-54. Department of Spanish and Latin American Studies, Faculty of Foreign Studies, Nanzan University, Nagoya, jp, Confederación Académica Nipona, Española y Latinoamericana, 1995.

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