CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA.
Antes de
comenzar este comentario es necesario realizar una breve contextualización
histórica de la situación política en que se encontraba España en el momento
del ingreso en la OTAN y de cómo fue visto este hecho por los partidos de la
izquierda.
Tras la
dimisión de Adolfo Suárez y los sucesos del 23 de febrero de 1981, finalmente
fue elegido presidente del gobierno su sucesor en UCD, Leopoldo Calvo-Sotelo.
El nuevo
presidente mantuvo un modelo de gobierno muy similar al de su predecesor,
contando con las distintas tendencias del partido. El gobierno de Calvo-Sotelo
fue el primer gobierno de la democracia sin presencia de militares, un gesto
con el que se quería poner de manifiesto la supremacía del poder civil sobre el
militar. Dentro del gobierno, los socialdemócratas continuaron manteniendo las
carteras de economía y justicia, mientras que los liberales perdieron
influencia con respecto a los gobiernos anteriores. Las prioridades del nuevo
gobierno fueron: normalizar el ejército, racionalizar el proceso autonómico, la
crisis económica y la incorporación a la OTAN.
En el
corto espacio de tiempo en el que Calvo-Sotelo estuvo al frente de la política
española quiso dar más claridad a los objetivos de la política exterior
española, y su fin principal era la integración de nuestro país en la Europa
Occidental, de la que España formaba parte de forma natural, y para ello era
necesario llevar a cabo la integración de España en la estructura defensiva de
la OTAN.
El
proceso de integración en esta organización militar fue muy rápido: en agosto
de 1981 el Congreso votaba a favor del ingreso y, tras la obligada aceptación
de todos los países miembros, finalmente, el 30 de mayo de 1982 España ingresó
en la OTAN.
Mientras tanto,
las negociaciones para ingresar en la CEE seguían en punto muerto por las
reticencias que el presidente francés, Valéry Giscard, ponía al ingreso de
España.
El
ingreso de España en la OTAN tuvo la oposición frontal de los partidos de
izquierda, el PSOE y el PCE, que eran tradicionalmente antiamericanos debido al
apoyo que Estados Unidos había prestado al régimen franquista y esgrimiendo la
bandera del pacifismo. En este sentido, el PSOE llevó a cabo una intensa
campaña contra el ingreso de España en la OTAN, aunque con un eslogan muy
ambiguo: “OTAN, de entrada, no”, y prometieron que cuando llegasen al poder
llevarían esta cuestión a un referéndum popular, para que los españoles
pudieran decidir sobre la permanencia en la OTAN.
Durante
este tiempo, el PSOE supo movilizar a la opinión pública en contra del ingreso
en la OTAN y a favor de la paz, y las encuestas reflejaban un creciente
sentimiento de la población española en contra de la incorporación a la OTAN.
LA
ENTRADA EN LA OTAN Y EL CAMBIO DE POSTURA DEL PSOE.
La
situación de inestabilidad del gobierno de UCD, provocada por la desintegración
del partido, llevó a Calvo-Sotelo a convocar elecciones anticipadas en octubre
de 1982. En la campaña de estas elecciones generales el PSOE aprovechó la
debilidad de UCD y criticó el conservadurismo de Calvo-Sotelo, así como algún
otro caso de gran repercusión pública, como el síndrome tóxico por el consumo
de aceite de colza desnaturalizado, y la entrada en la OTAN. En este sentido, durante
la campaña electoral, el PSOE adquirió dos grandes compromisos: la creación de
800.000 puestos de trabajo y la celebración de un referéndum para decidir la
permanencia en la OTAN. A la postre, ambos compromisos se volverían en su
contra, ya que no consiguió el primero y cambió de postura respecto al segundo,
lo que le ganó las críticas de las bases de su propio partido.
El 28 de
octubre de 1982 se celebraron las elecciones generales y el PSOE, con un
sencillo eslogan: “Por el cambio”, y tal y como preveían las encuestas, resultó
el partido vencedor, obteniendo la mayoría absoluta de los escaños del
Congreso. Esta victoria puso en primera línea desde el primer día el compromiso
del referéndum de la OTAN.
Sin
embargo, una vez en el gobierno, el PSOE cambió de postura respecto a la OTAN. De
inicio, el gobierno de Felipe González fue dilatando la celebración del
referéndum. Los motivos que produjeron este retraso fueron, principalmente,
dos: la situación de guerra fría entre los dos grandes bloques por la crisis de
los misiles y el efecto negativo que la salida de la OTAN, o incluso la
celebración del referéndum, podían tener para la entrada de España en la CEE, el
principal objetivo de la política exterior española. En estas circunstancias,
la política exterior del gobierno de Felipe González se fue haciendo cada vez
más atlantista y, en poco tiempo, pasó de pedir firmas en contra de la OTAN en
1981, a pedir el voto favorable a la OTAN en el referéndum que finalmente se
celebró en marzo de 1986, cuando ya terminaba la legislatura. De forma gradual,
el gobierno fue mejorando las relaciones con Estados Unidos, estableciendo
relaciones con Israel y acercándose al gobierno cristianodemócrata del
canciller alemán Herlmut Kohl.
Mientras
tanto, el principal escollo para la entrada de España en la CEE seguía sido el
bloqueo de Francia, en este momento liderada por el socialista François Mitterrand.
Sin
embargo, a finales de 1983 una reunión entre los líderes socialistas de ambos
países, Mitterrand y González, dejaron libre el camino para el ingreso en la
CEE de España y Portugal. Además, Francia se comprometió a colaborar con España
en la lucha antiterrorista contra ETA. Por fin, el 12 de junio de 1985 se firmó
el tratado para el ingreso de España en la CEE, que entraría en vigor el 1 de
enero de 1986.
Finalmente,
con el camino despejado y cuando ya terminaba la legislatura, Felipe González decidió
convocar el 12 de marzo de 1986 el referéndum sobre la permanencia de España en
la OTAN, cuando España llevada en la CEE poco más de dos meses.
En estas
circunstancias, por los compromisos adquiridos y en interés de España, el
gobierno ya no podía pedir la salida de la OTAN, debido a los lazos que, ahora
más que antes, le unía al resto de países miembros. Tras lograr, no sin
dificultades, el apoyo del partido, Felipe González planteó el referéndum como
un plebiscito sobre su gobierno, poniendo de relieve, principalmente, haber
conseguido el ingreso en la CEE, y uniendo este triunfo a la permanencia en la
organización atlántica.
El
resultado del referéndum fue un triunfo para el PSOE, pero sobre todo para
Felipe González, que aprovechó para convocar, poco después, elecciones
generales, que se celebrarían el 22 de junio de 1986 y que volverían a dar la
mayoría absoluta al PSOE.
CONCLUSIÓN.
El significado del ingreso de España en la OTAN no era una
cuestión baladí, ya que de ello dependían otra serie de relaciones y
compromisos con los países del entorno de España, de la que la mayoría formaban
parte de esta organización y, a su vez, de la CEE. Por lo tanto, no se trataba
de pacifismo contra militarismo, como en un primer momento planteó el PSOE
desde la oposición, sino que entraban en juego otras cuestiones, principalmente
económicas, y el mantenimiento de buenas relaciones con los países cercanos y
con la propia CEE.
Por este motivo, aunque el PSOE había planteado la salida de
la OTAN desde la oposición, al llegar al gobierno se dio cuenta de que sería
muy difícil, por ejemplo, el ingreso en la CEE si se decidía salir de la OTAN,
ya que ambas estaban muy ligadas.
Felipe González, quizás uno de los últimos estadistas que ha
dado España, supo verlo y utilizando el pragmatismo, puso los intereses de
España por delante de anticuadas ideologías supo reaccionar a tiempo para
reconducir la situación, desdiciéndose de sus propias palabras y poniendo en
peligro su propia elección en las siguientes elecciones.
En la actualidad nadie duda que el ingreso de España en la
OTAN fue un acierto, que facilitó nuestro ingreso en la CEE y que mejoró
nuestra imagen en Occidente.
Bibliografía
Paredes, Javier. «La transición a la democracia y sus
dificultades (1975-1982)» y «La alternancia política en la España democrática (1982-2008).»
En Historia de España Contemporánea, de Javier Paredes, 913-931 y 965-1007.
Barcelona: Ariel, 2010.
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