lunes, 4 de enero de 2016

SPINOZA: DE DIOS, SUSTANCIA Y NATURALEZA

INTRODUCCIÓN:

El concepto de Dios es fundamental en la filosofía de Spinoza, porque a partir de esta idea cimenta todo su pensamiento filosófico. Para Spinoza, Dios es la Sustancia, es la Naturaleza, “Deus, sive Substantia, sive Natura”. Por ello en las páginas siguientes analizaré en detalle la parte primera de su obra maestra, Ética demostrada según el orden geométrico, dedicada a Dios, en la que Spinoza intenta demostrar la existencia de una sola sustancia o naturaleza (monismo), que identifica con Dios.



Es importante señalar en este punto que mientras Descartes llega a Dios utilizando el método cartesiano, sin embargo, Spinoza, utilizando este mismo método, parte de Dios, y lo identifica con la Sustancia, con la Naturaleza. Por lo tanto, para entender el complejo pensamiento de Spinoza debemos hacer un ejercicio de abstracción y hacer una limpieza mental respecto de la idea del Dios medieval e incluso del Dios de Descartes, porque para Spinoza Dios es la Sustancia y es la Naturaleza, pero no es el Dios de la religión, como lo era para Descartes. Por ello, en adelante, con la intención de que no confundamos ambos conceptos, utilizaré la traducción latina de Dios, Deus, para referirme al Dios de Spinoza, y Dios para referirme al Dios tradicional.

Antes de comenzar esta exposición es relevante señalar que Baruch Spinoza (1632-1677), es un filósofo holandés, hijo de judíos españoles emigrados a los Países Bajos. Cursó estudios de teología y comercio y, por la fuerte influencia que ejercieron sobre él los escritos de René Descartes y Thomas Hobbes, se alejó del judaísmo ortodoxo. Su crítica racionalista de la Biblia provocó que fuese excomulgado por los rabinos en 1656, retirándose a las afueras de Amsterdam, como pulidor de lentes. Su filosofía parte de la identificación de Dios con la naturaleza y representa el mayor exponente moderno del panteísmo. Llevó al extremo los principios del racionalismo, y dedujo toda su filosofía de la definición de sustancia como aquello que es en sí mismo y se concibe por sí mismo, “Por sustancia entiendo aquello que es en sí y se concibe por sí, esto es, aquello cuyo concepto, para formarse, no precisa del concepto de otra cosa” (Spinoza, 1675, Ética demostrada según el orden geométrico, Definición III) por lo que sólo puede existir una sustancia, la sustancia divina.

La mente humana conoce sólo dos atributos o manifestaciones de Deus, el entendimiento y la extensión, pero estos atributos deben ser infinitos. Los individuos son a su vez modos, determinaciones concretas, de los atributos. Este monismo radical resuelve el problema cartesiano de la relación entre entendimiento y extensión, pues son sólo formas de manifestación de la sustancia divina, así como el conflicto entre libertad y necesidad, que se identifican desde el punto de vista de Deus, pues es libre en cuanto Natura Naturans (causa) y determinado en cuanto Natura Naturata (efecto).
Spinoza entiende la realidad como un todo único, en el que cada parte remite a la totalidad y en ella encuentran su justificación y fundamento. A esta sustancia única y total la llama “Deus sive Natura” (Deus o Naturaleza).
De entre sus obras se pueden destacar: Breve tratado sobre Dios, el hombre y su felicidad (1660), Tratado teológico-político (1670), y Ética demostrada según el orden geométrico (1675), publicada póstumamente.

El propio título de su obra Ética demostrada según el orden geométrico nos habla de un filósofo racionalista, que utiliza la razón para llegar a la verdad, pero Spinoza va más allá que Descartes y del cartesianismo, lo que se ha llamado post-cartesianismo, y transforma las tres sustancias de Descartes (Res Cogitans, Res Infinita y Res Extensa) en una sola (Deus o Naturaleza); se trata de un pensamiento monista (sólo existe una única sustancia) y panteísta (todo participa de la naturaleza divina).

EL PUNTO DE PARTIDA: DIOS.

Spinoza dedica la parte primera de su Ética demostrada según el orden geométrico a explicar la naturaleza de Deus y sus propiedades, es decir, que existe necesariamente, que es único, que es y obra en virtud de la sola necesidad de su naturaleza, que es causa libre de todas las cosas, que todas las cosas son en él y dependen de él y que todas han sido predeterminadas por él. Para ello, Spinoza utiliza definiciones, axiomas, explicaciones, proposiciones, demostraciones, escolios y corolarios, todo ello para argumentar y demostrar adecuadamente cada una de las propiedades de Deus y llegar, por este camino de la razón, a demostrar la existencia innegable y necesaria de Deus.

Deus, o sea, una sustancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita, existe necesariamente.” (Spinoza, 1675, Ética demostrada según el orden geométrico, Proposición XI).
Como he dicho antes, el pensamiento de Spinoza parte de la idea de Dios para explicar la realidad y para ello utiliza el sistema cartesiano, geométrico-matemático, de Descartes. No olvidemos que Spinoza es un filósofo racionalista, que utiliza el sistema cartesiano para demostrar la existencia de Dios, con sus infinitos atributos.

“Todo cuanto es, es en Deus, y sin Deus nada puede ser ni concebirse.” (Spinoza, 1675, Ética demostrada según el orden geométrico, Proposición XV).
Para Spinoza, Deus es todo y está en todo (panteísmo), es decir, todo forma parte de él.

De la necesidad de la naturaleza divina deben seguirse infinitas cosas de infinitos modos (esto es, todo lo que puede caer bajo un entendimiento infinito).” (Spinoza, 1675, Ética demostrada según el orden geométrico, Proposición XVI).
Para Spinoza, las diferentes formas en las que se presenta la realidad no son más que diferentes manifestaciones de Deus. Solamente hay una realidad, una sustancia, una naturaleza. Para Spinoza el cuerpo y el alma son también manifestaciones de Deus.

Deus es causa inmanente, pero no transitiva, de todas las cosas.” (Spinoza, 1675, Ética demostrada según el orden geométrico, Proposición XVIII).
Para Spinoza, Deus es causa inmanente de todas las cosas, pero no transitiva, es decir, no existe transferencia entre Deus y las cosas. Esta es una diferencia importante con la filosofía anterior, ya que el Dios tradicional tiene una participación y una interacción importante en las cosas.

Deus no es sólo causa eficiente de las cosas, sino también de su esencia.” (Spinoza, 1675, Ética demostrada según el orden geométrico, Proposición XXV).
Para Spinoza, como ya se ha comentado, Deus es causa, y por lo tanto razón, no sólo de la existencia, sino también de la esencia de todas las cosas, porque Deus comparte la esencia de todas las cosas que son.

Una cosa que ha sido determinada a obrar algo, lo ha sido necesariamente por Deus; y la que no lo ha sido por Deus, no puede determinarse a sí misma a obrar.” (Spinoza, 1675, Ética demostrada según el orden geométrico, Proposición XXVI).
El pensamiento de Spinoza es determinista, lo que significa que todo está determinado a un fin por una causa, Deus. Para Spinoza la libertad humana está influida por la naturaleza que le rodea y por sus propias necesidades.

La voluntad no puede llamarse causa libre, sino sólo causa necesaria.” (Spinoza, 1675, Ética demostrada según el orden geométrico, Proposición XXXII).
Todas las cosas de la naturaleza son determinadas por Deus a existir y a obrar de cierta manera, lo que significa que nuestros actos están, de alguna manera, influenciados por la necesidad a obrar de una manera determinada.

Las cosas no han podido ser producidas por Deus de ninguna otra manera y en ningún otro orden que como lo han sido.” (Spinoza, 1675, Ética demostrada según el orden geométrico, Proposición XXXIII).
Spinoza tiene la convicción de que la existencia de Deus es evidente y queda demostrada suficientemente por él mismo, “quod erat demonstrandum”.
Deus es la perfección y, por lo tanto, la naturaleza, que tiene su misma esencia, también es perfecta.

LA SOLUCIÓN: EL MONISMO PANTEÍSTA.

Como resultado de todo este trabajo de argumentación y demostración, Spinoza llega a varias conclusiones:

1ª Monismo: La existencia de Deus, como única sustancia y única naturaleza, de la que emanan las demás existencias. Ya no existen diferentes realidades, ya no hay un alma y un cuerpo, ya no hay un mundo perfecto y un mundo imperfecto, …, ahora sólo existe un universo, una sola realidad, eso sí, con diferentes manifestaciones.

2ª Panteísmo: Deus está en todas las cosas y todo forma parte de Deus. Este pensamiento panteísta parte de la visión de Deus como una sola existencia y una sola esencia, es decir, una sustancia, una naturaleza. Deus es para Spinoza la naturaleza: los montes, los ríos, los valles, los mares, los animales, los astros, …, y el ser humano es parte de esa naturaleza, de esa sustancia.

3ª Inmanentismo: La esencia de todas las cosas tiene su origen en Deus, pero no de forma transitiva, sino de forma determinista, es decir, no hay una reciprocidad entre Deus y las cosas, sino que las cosas actúan de una forma determinada por Deus.

Spinoza entiende la realidad como un todo único, en el que cada parte remite a la totalidad y en ella encuentran su justificación y fundamento. Las partes, por lo tanto, son manifestaciones del todo, que es Deus.
Con esta solución, en la que ya no hay dos mundos (alma/cuerpo), Spinoza consigue salvar el obstáculo de la relación entre ellos. Lo espiritual y lo material, para Spinoza, son dos manifestaciones de un solo mundo, es como si hablaran lenguajes diferentes, son como dos manifestaciones diferentes, de las infinitas manifestaciones posibles, de una sola realidad, de un solo mundo, de una sola sustancia y de una sola naturaleza.

CONCLUSIÓN:

Podríamos decir que Spinoza es un filósofo que, tomando como referencia más cercana el pensamiento cartesiano de Descartes, va más allá que su antecesor en su concepción de la realidad, seguramente queriendo huir de los complejos y prejuicios de la época, como él mismo indica: “Siempre que he tenido ocasión, he procurado remover los prejuicios que hubieran podido impedir que mis demostraciones se percibiesen bien, pero, como aún quedan no pocos prejuicios que podrían y pueden, en el más alto grado, impedir que los hombres comprendan la concatenación de las cosas en el orden en que la he explicado, he pensado que valía la pena someterlos aquí al examen de la razón. Todos los prejuicios que intento indicar aquí dependen de uno solo, a saber: el hecho de que los hombres supongan, comúnmente, que todas las cosas de la naturaleza actúan, al igual que ellos mismos, por razón de un fin, e incluso tienen por cierto que Dios mismo dirige todas las cosas hacia un cierto fin, pues dicen que Dios ha hecho todas las cosas con vistas al hombre, y ha creado al hombre para que le rinda culto. Consideraré, pues, este solo prejuicio, buscando, en primer lugar, la causa por la que le presta su asentimiento la mayoría, y por la que todos son tan propensos, naturalmente, a darle acogida.” (Spinoza, 1675, Ética demostrada según el orden geométrico, Apéndice).   
Por lo tanto, Spinoza no se deja influir por los prejuicios, en este caso religiosos, que tenía a su alrededor y elabora su pensamiento a partir de un nuevo Dios, que identifica con la Sustancia y con la Naturaleza. El pensamiento de Spinoza es monista panteísta, es decir, Deus es un todo, que está en todo y del que emana todo; en contraposición con el pensamiento dualista de Descartes.

Independientemente del resultado, el pensamiento de Spinoza, utilizando el método cartesiano y prescindiendo de prejuicios, supone un avance muy importante en el pensamiento moderno. Spinoza, como Descartes, utiliza la razón y un método matemático, pero, además, Spinoza se despoja de los prejuicios de la época.

No es fácil huir de los prejuicios de cada época, pero Spinoza tuvo el valor de hacerlo y consiguió con ello tener una visión diferente, propia, demostrada y razonada de la realidad. Ya no tenía la visión de la realidad que le habían contado otros, con sus inevitables adornos, sino que tenía una visión de la realidad propia y razonada por él mismo.

Creo que nos iría mucho mejor, también en la actualidad, si huyésemos de los prejuicios, de todo tipo, que hemos heredado y procediésemos a hacer una revisión de las diferentes cuestiones de nuestra realidad partiendo de la razón hasta llegar a verdades que podamos demostrar.

En relación con los prejuicios, que tanto daño hacen a nuestra forma de conocer la realidad, recuerdo ahora la frase de Albert Einstein: “¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.”

Por lo tanto, si queremos conocer la verdad, como hizo Spinoza, despojémonos de los prejuicios y utilicemos la razón.


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