martes, 8 de mayo de 2018

INFLUENCIA DE LA HISTORIA EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA


Antes de comenzar, es conveniente señalar la dificultad que entraña diferenciar entre la filosofía, propiamente dicha, y la historia de la filosofía, es decir, la acumulación cronológica de los pensamientos filosóficos a lo largo de la historia de la humanidad. Desentrañar la influencia que los acontecimientos históricos hayan podido tener en el pensamiento filosófico de cada momento histórico no es una tarea fácil, aunque disponemos de textos de grandes filósofos, entre los que cabe destacar a Kant y a Heidegger, que ya han pensado sobre esta dificultad. Por ello, para realizar este ensayo nos centraremos en textos de estos dos pensadores, con la intención de llegar a una conclusión que nos permita conocer hasta qué punto el pensamiento filosófico es producto, o no, de la historia de la humanidad.




Para Kant, el pensamiento filosófico se puede dividir históricamente en tres estadios: el estadio del dogmatismo, el del escepticismo y el del criticismo de la razón pura, estadios que tienen su fundamento en la naturaleza de la facultad humana de conocer.

Desde el punto de vista del origen subjetivo del conocimiento, es decir, de cómo el conocimiento puede ser logrado por el ser humano, Kant diferencia entre el conocimiento histórico y el conocimiento racional, siendo el conocimiento filosófico una especie de este último. Mientras que el conocimiento histórico es un conocimiento acumulativo de datos, el conocimiento racional-filosófico es un conocimiento de los principios de las cosas.

Desde el punto de vista del origen objetivo del conocimiento, es decir, de la fuente de la que emana lo que se conoce, Kant diferencia entre el conocimiento racional y el conocimiento empírico. Mientras que el conocimiento racional, que se adquiere por el uso de la razón, es  un conocimiento a priori, necesario y universal, que es objeto del saber y conforma un todo articulado; el conocimiento empírico, que se adquiere por la experiencia, es un conocimiento a posteriori, contingente y particular, que es objeto del aprendizaje y conforma un todo acumulado.

La cuestión entonces es saber si la historia de la filosofía, al igual que la filosofía, es un conocimiento racional, en cuyo caso formaría parte de la filosofía, siendo un todo articulado de saberes, cuyo conocimiento se adquiere mediante el uso de la razón; o si, por el contrario, se trata de un conocimiento empírico, en cuyo caso formaría parte de la historia de la erudición, ya que la erudición, cuyo conocimiento se adquiere mediante la experiencia, siendo un todo acumulado de conocimientos.

Si la historia de la filosofía se corresponde con el conocimiento racional, entonces estaría formada por juicios a priori, siendo un todo articulado de saberes, mientras que si, por el contrario, se corresponde con el conocimiento empírico, la historia de la filosofía estaría formada por juicios a posteriori y, en este caso, sería un todo acumulado de experiencias, o lo que Kant llamaba una “representación histórica de la filosofía”.

Por un lado, la historia de la filosofía no puede proceder únicamente del conocimiento racional, ya que en este caso sería propiamente filosofía y no historia de la filosofía, no pudiendo ser objeto de aprendizaje, sino producto del uso de la razón.

Por otro lado, la historia de la filosofía tampoco puede proceder únicamente del conocimiento  empírico, ya que en este caso no llegaría a encontrar su objeto de estudio, sino que únicamente sería una acumulación de experiencias anteriores.

Por este motivo, Kant llegaría a decir: “Todo pensador filosófico edifica su propia obra, por así decirlo, sobre las ruinas de otra; pero nunca se ha realizado una que fuera estable en todas sus partes. Por eso no se puede en absoluto aprender filosofía, porque todavía no la ha habido”.

Como se puede apreciar, en la opinión de Kant la filosofía no existe sino únicamente cuando es producto de la razón, aunque cuando el filósofo edifica su edificio sobre las ruinas de otro, significa que, de alguna manera, el filósofo está teniendo en cuenta las experiencias de otros autores, de cuya crítica, mediante la propia razón, surge el propio edificio filosófico. Por ello, según Kant la historia de la filosofía no es otra cosa sino la historia de la erudición.

Para Kant, la acumulación de los pensamientos filosóficos a través de la historia de la humanidad, por sí misma, no puede explicar el desarrollo de la razón: “Todo conocimiento histórico es empírico y, por tanto, conocimiento de las cosas tal como son, no de que tengan que ser necesariamente así. El conocimiento racional las representa según su necesidad. Una representación histórica de la filosofía narra, pues, cómo y en qué orden se ha filosofado hasta ahora. Pero el filosofar en un desarrollo sucesivo de la razón humana y ésta no puede haber progresado ni aun comenzado por el camino empírico y, en verdad, por meros conceptos”.

Kant entiende que la historia de la filosofía no puede construirse fuera de la propia filosofía, lo que le llevará a emplear la denominación “Historia filosófica de la filosofía” para identificar a la historia de la filosofía. De esta forma, la Historia filosófica de la filosofía contendrá juicios a priori, necesarios y universales, pero no puros, ya que estos también dependen de lo empírico. Además, esta Historia filosófica de la filosofía que propone Kant permite, no solo pensar en lo que ha ocurrido en la filosofía anterior, es decir, en las experiencias de filósofos pretéritos, sino que también permite pensar, y por lo tanto razonar, sobre lo que ha debido ocurrir y sobre lo que pudiera haber ocurrido.

En definitiva, para Kant el proceso temporal en el que han aparecido a lo largo de la historia los tres estadios del pensamiento filosófico mencionados anteriormente, a saber, el estadio del dogmatismo, el del escepticismo y el del criticismo de la razón pura, tiene su fundamento en la naturaleza misma de la razón.

Para Heidegger la verdad es histórica porque acontece en la propia historia, lo que significa que para este pensador el historicismo tiene una influencia decisiva en las ideas de los pensadores más contemporáneos, que tienen su punto de partida en las ideas de los pensadores anteriores a ellos. En este sentido, Heidegger se apoya en el pensamiento de Nietzsche y lo repiensa. Recordemos que para Nietzsche la filosofía de Occidente tiene su punto de partida en Platón, que manifiesta la existencia de dos mundos, el sensible y el suprasensible o inteligible, siendo este último el mundo verdadero, en el que se ubican las ideas, los ideales y los valores humanos. Por lo tanto, podemos hablar de un pensamiento nihilista de Platón desde el momento en que está negando la existencia del mundo sensible, que para él es simplemente una apariencia. Esta negación del mundo sensible, que podríamos llamar nihilista, supone la afirmación del mundo suprasensible, es decir, de la metafísica.

Este nihilismo metafísico que ve Nietzsche en el pensamiento platónico es heredado por Heidegger, pero este va más allá, afirmando que la metafísica es el nihilismo.

Heidegger considera al mismo ser como histórico, como acontecer, como ser finito: “Pues pensar a la verdad como historia es pensar a la historia de la verdad como la verdad misma, y esto ocurre en aquel pensamiento que piensa el ser mismo como acontecer, como ser finito, y en esa medida como su propia historia”.

Hasta Heidegger no se había considerado a la verdad como histórica, lo que significa que hasta el ningún otro pensador había experimentado la verdad a partir de la historia del ser, donde el ser y el pensar son equivalentes.

Que la filosofía es historicista para Heidegger, se puede apreciar con meridiana claridad en este pasaje del texto de Debernardi: “La verdad que en el acontece (refiriéndose al pensamiento) puede tardar mucho en hacerse realidad, pero al menos la historia del ser debería mostrar que en el futuro no puede darse un retroceso en el pensamiento. A menos que el inicio deba necesariamente resguardarse en el olvido una vez más, después de haber sido desocultado”.

Por lo tanto, la historia de la filosofía no es sino una acumulación de los pensamientos filosóficos “alumbrados” a lo largo de la historia de la humanidad por los filósofos.

Como conclusión, de la lectura de los textos estudiados, se puede apreciar que Kant y Heidegger pensaban, aunque de distinta forma, que tanto el momento histórico como el pensamiento anterior influyen, en ocasiones decisivamente, en el pensamiento filosófico de cada pensador y en cada época histórica.

En este sentido, las palabras de Kant: “Todo pensador filosófico edifica su propia obra, por así decirlo, sobre las ruinas de otra…”, y las de Heidegger: “…pero al menos la historia del ser debería mostrar que en el futuro no puede darse un retroceso en el pensamiento”, muestran la misma idea de que los pensadores leen a sus antecesores y proyectan su pensamiento, mejorándolo si cabe en lo que su propia razón les permite.

Ciertamente, a partir de lo estudiado, tengo la convicción de que la filosofía es hija de su tiempo y de que el pensamiento filosófico de cada época histórica está influido tanto por el pensamiento anterior como por las circunstancias políticas, sociales, culturales…, de la época en la que vive el filósofo.

Por lo tanto, la relación que existe entre filosofía e historia es muy íntima, probablemente porque la filosofía no es algo que está fuera de su tiempo, sino que al contrario, su intención última es abrir nuevas vías del conocimiento del ser humano y encontrar soluciones a los problemas más íntimos de la humanidad en cada momento histórico. Cuestiones como la ética, la moral, la belleza, la metafísica…, han despertado siempre la curiosidad del ser humano, aunque se han interpretado de forma diferente a lo largo de la historia de la humanidad. El momento histórico y el pensamiento filosófico anterior determinan la metafísica e incluso la forma que esta debe tener.

Por otro lado, una filosofía alejada del ser humano no es propiamente filosofía, ya que la filosofía se encuentra íntimamente ligada a la existencia y a las preocupaciones humanas. Actualmente nos encontramos en una época histórica dominada por la tecnología, que condiciona notablemente el pensamiento filosófico, diría que cualquier tipo de pensamiento, pero incluso ahora, o ahora más que nunca, es necesaria la filosofía, es necesario conocer, pero sobre todo, es necesario tener apetito de conocer.

El ser humano, el de antes y el de ahora, necesitan satisfacer su ansia de conocimiento, y la filosofía se adapta a cada momento histórico, para responder a las preguntas que siempre nos hemos hecho y que siempre seguiremos haciéndonos. ¡Sapere aude!

Bibliografía

Debernardi C., Italo. «Heidegger y la superación de la metafísica.» Universidad Viña del Mar, s.f.
Rovira, Rogelio. «Kant ante la verdad como hija del tiempo.» Revista de filosofía. Editorial Complutense, s.f




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