martes, 7 de noviembre de 2017

EL MÁS ANTIGUO PROGRAMA SISTEMÁTICO DEL IDEALISMO ALEMÁN



La primera idea que se desprende de la lectura del texto es la relacionada con la ética, en la que se advierte la primacía de la razón práctica sobre la teórica, es decir, de la acción sobre la contemplación, para conseguir la plena libertad individual: “la concepción de mí mismo como un ser absolutamente libre”, y en contraposición a este ser moral aparece el mundo, en el que el ser moral tiene difícil encaje: “¿cómo puede ser un mundo constituido para un ser moral?”.

La acción es, por lo tanto, la base de la emancipación del individuo, y dicha emancipación es la que le permite conseguir la libertad.

Frente al ser humano aparece el estado, que no es algo natural, sino mecánico, y que, por lo tanto, trata a los seres humanos también como obras mecánicas: “quiero mostrar que no hay idea del estado porque el estado es algo mecánico, igual que la idea de una máquina”.

En relación con el estado, el idealismo alemán propugna un idealismo radical, en contra de un estado mecánico, en el que la libertad individual queda en entredicho.

El idealismo alemán propugna una nueva mitología, que “debe estar al servicio de las ideas debe ser una mitología de la razón”.

El idealismo alemán pone el énfasis en las ideas, principalmente en las ideas de un mundo moral, en el que la idea más importante es la idea de belleza: “estoy convencido de que el más alto acto de la razón, en tanto comporta todas las ideas, es un acto estético, y que la verdad y la bondad se unen como hermanas sólo en la belleza”.

Por ello, es necesario un sentido estético para razonar de forma inteligente, ya que sin sentido estético no hay razón. Por lo tanto, la poesía adquiere mayor importancia o, mejor, “mayor dignidad”.

En definitiva, lo que propone el idealismo alemán es una crítica a la Ilustración, una crítica a la carencia de mitología de la cultura moderna y la insatisfacción ante una era sin mitos, en la que el conocimiento científico envuelve todas las facetas de la vida.

La estética permite al idealismo pensar la naturaleza en analogía con el ser humano.

Por último, el idealismo alemán se queja de la secularización, lo que, según ellos, ha producido en la sociedad de la época una pérdida de sentido de las acciones humanas.

Se trata, por lo tanto, de conseguir la convergencia entre el conocimiento (razón teórica) y la acción (razón práctica), entre lo público (el estado como ente mecánico) y lo privado (el ser humano como individuo), entre la estética (recuperación del sentido estético), la ética (razón práctica) y la política (el ser humano como ciudadano).

Por lo tanto, el idealismo alemán podríamos dividirlo en cinco vertientes: el renacer de la mitología, que esté al servicio de las ideas; la primacía de la acción sobre la contemplación, como medio para conseguir la libertad individual; la estética, como forma de pensar la naturaleza en consonancia con el ser humano; el menosprecio de la idea de estado, para dar mayor importancia a la individualidad del ser humano; y, por último, la recuperación de la religión, como una forma de recuperar el sentido de las acciones humanas.

En mi opinión, el idealismo tiene muy poca, o ninguna, validez en la actualidad. El inexorable avance científico, técnico y tecnológico, que es lo sensible, tangible e irrefutable ha ganado mucho terreno a las ideas.

El concepto de idealismo en nuestros días está más cerca de lo utópico que de lo ideal, terminando por ser ambos términos, utopía e idealismo, prácticamente sinónimos. Para el idealismo, es posible comprender sin ver, tocar o sentir, sin embargo, para el ser humano actual no existe realidad comprensible que no sea sensible y tangible.

Pasar de las ideas a la realidad tiene el riesgo de quedarnos en el materialismo y este problema no tiene fácil solución en un mundo tan materialista como el actual, en el que el materialismo tilda al idealismo de conocimiento abstracto, inconcreto. De hecho, en la actualidad las ciencias humanísticas, como la filosofía, son menospreciadas por la mayoría, lo importante son las ciencias, dicen.

El idealismo ha dejado de ser un medio de conocimiento para ser un mero referente. Es una evidencia que no estamos en un mundo idealista y, por lo tanto, tampoco ideal. Los avances científicos, técnicos y, en los últimos años, tecnológicos, han hecho de la nuestra una civilización materialista, en la que los ideales están desaparecidos.

Aunque el idealismo, en sí mismo, continúa teniendo unos aires románticos y diría que deseables por algunos, lo cierto es que ya no despierta interés, salvo para cuestiones ociosas, como la lectura de un libro o la visión de una película, donde el idealismo se ve solamente como un entretenimiento.

Respecto a la estética, como una forma de pensar la naturaleza en consonancia con el ser humano, tampoco está muy de moda, ya que el ser humano se ha encargado en los últimos años de adecuar la naturaleza a su interés, en ocasiones, haciendo un daño a ésta que posiblemente nos pase factura en el futuro. Y qué decir de la religión, la sociedad actual es la más secular de la historia, donde solo hay lugar para nuestro ego.

Por lo tanto, se trata de una sociedad sin ideales, pragmática y materialista, en la que el único ideal es sobrevivir cada día a la ignorancia general y a la pobreza intelectual.

Dicho lo dicho, es solo una opinión, y que conste que me gustaría estar equivocado.



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